Volviendo de la plaza con Ivo y Oscar me explican sus gustos literarios—aclarándome que no incluyen a Jane Austen, pero sí en cambio exquisita literatura como por ejemplo Tolkien. Y especifica más Ivo:
Ivo:—El otro día probé los libros, para ver a qué sabían. Y los de Tolkien saben salados, muy bien sabían. Los de Christopher Tolkien, que me estoy leyendo ahora Los hijos de Húrin, saben dulces. Los de C. S. Lewis saben agridulces; los de Terry Pratchett casi agrios. Y los de J. K. Rowling saben ácidos.
Oscar: —Hum, pues es una suerte que así los ciegos podrán también disfrutar de esta literatura, sobre todo si se les agudizan los sentidos, incluido el gusto.
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