martes, 9 de noviembre de 2010

Sobre la honestidad de las corridas


Comentario que pongo en un artículo "Sobre los Toros" que se pronuncia a favor de las corridas:

Buenas. Quería hacer una objeción a tu razonamiento en favor de las corridas, no desde la posición de un antitaurino radical, sino atendiendo a si las razones que das son adecuadas en sus propios términos. Al margen de que haya muchos otros argumentos tanto a favor como en contra de las corridas de toros. Vienes a decir que son un sano recordatorio de que matamos animales, en una sociedad en la que se oculta la muerte sistemática de animales para alimentarnos. Y convengo en parte con el razonamiento. Ahora bien, las corridas, ¿no son tanto una falsificación como un reconocimiento de ese hecho? En las corridas se presenta al animal como una fuerza salvaje dominada por el hombre, en combate. Pero los animales que comemos están domesticados y toda su vida está encaminada a ser procesados como alimentos. Puestos a hacer recordatorios, ¿no son más honestos en este sentido los recordatorios que nos presentan los vegetarianos cuando denuncian con imágenes desagradables la situación real de los animales en las factorías y criaderos? Con las circunstancias auténticas que sirven de base a la producción alimentaria. Pues las corridas de toros ocultan tanto como revelan, en lo que a esto se refiere. Y al margen está su ambivalencia inherente, pues aparte de ser un recordatorio "honesto" de la violencia, son de por sí un acto de violencia. ¿Es esta duplicidad y coincidencia lo que es necesario, precisamente?
 
 
 

 


 
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1 comentario:

  1. Te respondo aquí y en el blog del que viene, gracias
    De acuerdo en que hay muchos otros argumentos al hablar de lo necesario o no de la prohibición de las corridas de toros. He elegido éste porque me pareció relevante, desde el punto de vista práctico, para demostrar que es cultura.
    Evidentemente al tratarse de una representación artística es una falsificación de la realidad. Quiero aportar un ejemplo: Picasso y El Guernica, su cuadro más importante está inspirado en la tauromaquia: el toro, el caballo y el torero.
    Por otro lado cuando protestan de cómo viven los animales en las granjas y cómo mueren es lógico que sean realistas, nos están informando. Por eso la diferencia entre la cantidad de gente que vuelve la cara cuando ve una imagen de un pato engordado hasta la muerte a la que lo hace cuando se entra a matar a un toro es de uno a uno millón. Por eso las Corridas de Toros sobrevivirán aunque se prohíban.

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