domingo, 14 de noviembre de 2010

Guitarrista aficionado


Estaba en la plaza tocando la guitarra y me viene un chaval que si puede hacerme fotos—para un concurso de fotografía, dice. "Vale, vale, a tu aire. Pero sácame bien". Tocando la guitarra en la calle llega uno a unos niveles de tipismo que casi sin darse cuenta se convierte en temática de concurso fotográfico.

 




Otras veces cuando estoy tocando la guitarra y tarareando mis hits me vienen algunas personas a dar palique: unas veces los mendigos y volaos de la cabeza; otras veces pandas de gitanos
—que si sé rumbas (uno de los géneros que menos practico, vaya). Y sudamericanos también, algún africano, algún niño pequeño que se para delante y me señala, o si es pelma viene a tocar las cuerdas también, o me dice "Tocas mal"... etc—Todos ciudadanos alternativos, esos son mi público, cuando lo hay. Españoles de pro, ni uno se me acerca, es que lo de la guitarra está visto que ya no se lleva en España. Qué diferencia con mis años setenta, de los cuales parezco a veces el último náufrago.

Claro que peor fue el otro día, estaba yo en un pueblillo gallego, en el parque con mi guitarra canturreando. Y me vienen dos señoras, tentativamente, a darme un euro:
–¿Usted pide?
—Ah, no, no, muchas gracias, ¡es sólo por afición!



 
 
                                              —oOo—

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