viernes, 16 de julio de 2010

Cuando las ideas practican el sexo


Un vídeo de Matt Ridley en TED: Retomando viejas ideas de David Ricardo sobre los beneficios del comercio y de la división del trabajo. Es lo que ha causado la prosperidad humana: el intercambio, la especialización, la comunicación, el comercio. El "sexo" que practican las ideas es ponerse en común, mezclarse, transmitirse: eso permite ya no sólo el progreso, sino sencillamente conservar un determinado nivel de conocimientos y tecnología. Para eso hace falta un público mínimamente global—los habitantes de Tasmania, que quedaron aislados durante miles y miles de años, experimentaron una regresión tecnológica espectacular.

Otra cosa que me ha gustado del vídeo es que retoma una idea que yo también suelo repetir por ahí: que nadie sabe hacer nada—ni un motor a reacción, ni un ordenador, ni nada. Todo es producto del intercambio, el comercio y la inteligencia colectiva. Todos somos especialistas en una cosa, porque es imposible ser especialista en todo. Y por eso necesitamos a otros especialistas con otras tecnologías, otros productos y otras ideas también.






Dado este planteamiento, es previsible que la explosión comunicativa de Internet y la WWW va a tener consecuencias espectaculares para el desarrollo. Las está teniendo ya, claro. También, siguiendo la analogía de que nadie sabe hacer un ratón de ordenador, o un lápiz, es previsible que cada vez dependamos más para todo de la tecnología y de los artefactos elaborados colectivamente, y que cada vez entendamos (o dominemos), como individuos, menos aspectos de la realidad en que vivimos.




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