jueves, 11 de marzo de 2010
Por cierto, sobre Lisbeth Salander
Igual soy el único que se está leyendo aún la famosa Trilogía. Sólo decir que es un thriller como tantos tantísimos, y que nada interno a él justifica el éxito que ha tenido. Yo lo atribuyo a uno de esos caprichos de la información globalizada, torbellinos de atención creados por este Internet que nos tiene mareados. La atención y la moda súbita siempre han funcionado así, tanto en cuestiones vestimentarias como literarias… sólo que ahora se ha acelerado el ritmo y acrecentado el diámetro del torbellino. Antes una moda literaria atrapaba a unos cientos de miles de lectores a lo sumo, y duraba unos años. Ahora las ventas máximas pueden ser súbitamente por cientos de millones, y a nivel mundial. E igual que sube, baja, como la espuma—a un ritmo de aceleración nunca visto, siguiendo la lógica de los fenómenos extremos que rige la cabeza de la larga cola. Este año aún aguantamos el tirón con las películas (que han tenido éxito comparativamente menor), e igual apuramos un par de meses más con las novelas de las películas de las novelas... pero es muy posible que el año que viene, y ya de aquí a la eternidad, nadie se acuerde de Millennium, como nadie se acuerda de Trilby. Más les vale mantener abierto el caso judicial de los derechos de autor. Porque, como digo, lo que es literariamente considerado, Stieg Larsson es uno más del montón (también conveniente es esto para el éxito masivo, claro), y no merece la cosa más análisis. Como prueba aduciré que este artículo mío ya suena a anticuado.
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