Nuestro propio garbanzo
Es lo que nos llamaba la atención de Ivo cuando nació: lo muchísimo que se parecía su cabezola a un garbanzo. Ya dio problemas a la hora de salir, ya, ese memorable Bolo. Acabamos de celebrar su once cumpleaños—y ahora he desenterrado y escaneado unas fotos de hace diez años (fotos de las de química eran aún) con buena profusión de Ivos.
Aquí en mi flickr (y avanzar hacia la izquierda).
Y eso que al segundo hijo apenas se le fotografía, comparado con el primero.
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