miércoles, 5 de agosto de 2009

Monos traductores


Uno de los muchos datos curiosos sobre el origen del lenguaje y el lenguaje animal recogidos en The First Word, de Christine Kenneally (2007). Es bien conocido que diversas especies de monos tienen gritos de alarma, casi "palabras", especializados para referirse a diversos tipos de peligro o de depredadores: distintos gritos, por ejemplo, cuando observan un águila, o un leopardo, o una serpiente. En este sentido están más especializados o "avanzados" vocalmente que los simios, en los que no se ha detectado este tipo de vocabulario, sino sólo sonidos más emotivos o expresivos de su estado de ánimo, o de amenaza.

Pues el fenómeno curioso al que me refería es el de algo que la Dra. Penas llama los "monos traductores": que entienden los gritos de otras especies de monos, y que los traducen a su propio "idioma", para los que no saben lenguas. Cuando los monos Diana oyen el grito de alarma de "águila" lanzado por un mono vervet, lanzan su propio grito de alarma sobre peligro aéreo. Vemos aquí casi en directo lo que pudo ser el origen de la traducción.

Las raíces de este fenómeno no son exclusivas de los monos, aunque aparezca aquí de forma espectacular. Muchos otros animales muy diferentes se observan unos a otros y atribuyen sentido al comportamiento y reacciones de otras especies. Obtienen información sobre peligro del rugido de un león, obviamente, o más indirectamente, de los sonidos o silencio de los pájaros. Entre esos comportamientos interpretativos y la "traducción" de los monos Diana, sólo hay un paso. Otro paso es la imitación del sonido de otros animales, que aparece de modo espontáneo en los loros y los pájaros mina, y seguramente apareció también en los australopitecos u otros homínidos primitivos.... Y así pasito a pasito se llega desde los monos monolingües hasta los congresos de traductología.


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