lunes, 10 de agosto de 2009

El ingrediente secreto


A los niños les gustó tanto Kung Fu Panda el año pasado que han repetido y se han sacado el vídeo, y es cierto que es divertida, por los trozos que me ha tocado ver. Me ha gustado este detalle del gran secreto.

Primero, antecedentes. La película va de un panda que trabaja en el restaurante de su padre, que es un pato; la cuestión de que es un hijo adoptivo jamás le ha llegado al panda a la cabeza por lo que se ve. El pato lleva su restaurante eficazmente gracias a una sopa deliciosa en la que echa un ingrediente secreto. Y sueña con que el panda siga con la tradición familiar y herede el restaurante: entonces le enseñará el ingrediente secreto. Pero el panda, a pesar de lo gordo que está, sueña con ser gran luchador de Kung Fu. Y al final sí que logra pasar pruebas en el gran santuario, etc. etc., y le dan a leer un sagrado mensaje que sólo puede leer el Elegido, y que le permitirá cumplir su misión, convirtiéndose en el Guerrero del Dragón. Y resulta que el mensaje está en blanco. El panda se queda frustrado y extrañado. Le entra la duda de que él no es el elegido para ser el Elegido. Se va del santuario arrastrando los pies. Ya no sabe cuál es su misión ni su sentido en la vida. Y entonces vuelve el pato su padre a animarle a que vuelva al restaurante....

—Tu destino te está esperando. ¡Somos gente de fideos! El caldo corre por nuestras venas.

El panda está en pleno desencuentro con su familia y consigo mismo:

No sé que decirte, papá. La verdad, a veces me cuesta creer que en realidad yo sea hijo tuyo.

El pato lo mira preocupado:

—Ahem... Hijo... tengo una cosa que decirte. Creo que ya es hora de que te diga algo que debería haberte dicho hace ya mucho tiempo.

- ¿Y qué es?

El pato, con aire misterioso y conspirador:

—¡...El ingrediente secreto de mi sopa del ingrediente secreto!
Ah...
Escucha, hijo. El ingrediente secreto es.... ¡ninguno!
¿Eh?


(El pato, triunfante): — ¡Ya lo has oído! Ninguno. ¡No hay ningún ingrediente secreto!
Para, para... ¿Es una simple sopa de fideos... normal? ¿no le echas ninguna salsa ni nada especial?
¡No es necesario! ¡Para hacer que algo sea especial, basta con creer que es especial!

(Al panda, mirando otra vez el pergamino en blanco, se le hace la luz....): —¡...No hay ingrediente secreto....!

Y de ahí saca la confianza para cumplir su misión. De hecho, su propio rostro se reflejaba en el pergamino vacío al mirarlo.

Vuelve el panda al santuario justo a tiempo para derrotar al malvado Tay-Lung. Del tema de la adopción ni se vuelve a hablar.

Lo cómico es la manera en que el pato parece que le va a decir lo de que es hijo adoptivo, en una escena arquetípica, pero le dice otra cosa que desvía la atención y provoca por eso risa. Y lo artístico está en la manera en que esa otra cosa también era, depués de todo, y de modo no obvio, una respuesta (quizá inconsciente) del pato a la pregunta de si el panda es su hijo de verdad o no.

Bien, la película ésta de Dreamworks no sé si tiene ingredientes secretos, pero desde luego escenas como esta, con su conexión explícita entre los dos secretos, y subterránea con el tercero, sí contribuyen al éxito del resultado.




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