jueves, 11 de junio de 2009

La investigación en Humanidades

Notas fragmentarias sobre la jornada "La investigación en Humanidades: Retos de futuro" en la Biblioteca María Moliner de la Universidad de Zaragoza.

Llego tarde a la presentación del Vicerrector de Investigación, José Ramón Beltrán, pero aún capto algún dato del panorama que presenta sobre los proyectos de investigación, según el Libro Blanco de las Humanidades (2006) y datos de la Universidad de Zaragoza.

Por ejemplo sobre la edad de profesores en equipos de investigación... Mucho más jóvenes en áreas como ingenierías y económicas. Mediana edad en las humanidades y sociales. Profesorado relativamente envejecido (entramos ahí los mayores de 47 años) en otras áreas científicas. De hecho llama la atención en la Universidad de Zaragoza la bajísima participación en proyectos de investigación, desproporcionada con las demás macroáreas, del área de Medicina. Allí poquísimos profesores, y casi ningún profesor joven, participan en grupos de investigación. Es un grave problema, observa el Vicerrector (aunque no se comentan las posibles causas).

Dentro del área de humanidades, también hay diferencias. En algunas áreas hay altos porcentajes de integración en grupos de investigación, en Historia, mayores del 80% de los doctores; en Ciencias de la Antigüedad también; Filología Inglesa también alto, 79%. [Yo lamento decir que estoy entre el 21% restante, desagrupado]. Pero en Filosofía son muy bajos, y especialmente en Filología Francesa casi nulos.

La financiación de los proyectos en Humanidades es relativamente baja en relación al número de proyectos presentados. Pero se concede a la Universidad de Zaragoza el 80% de los proyectos solicitados en Humanidades (aunque normalmente no en las cantidades solicitadas). Contrasta eso con un porcentaje mucho menor de éxito en las convocatorias de áreas biomédicas y sociales.

Como el post promete ser largo, pongo una ilustración de Angelina Jolie, que es arte y como tal es objeto de investigación en Humanidades.

La primera mesa redonda trata sobre La investigación en equipo frente a la investigación individual en Humanidades.

El Decano de Filosofía y Letras, Severino Escolano, expone los factores generadores de valor en una sociedad: tierra, trabajo y capital, añadiendo al tradicional triángulo el conocimiento, que afecta enormemente a la gestión de los otros. En especial en cuestiones de organización y gestión es importante el metaconocimiento, que en buena medida procede de las Humanidades. Presenta la convocatoria del plan nacional de investigación en humanidades (Promoción General del Conocimiento) que tiene una definición un tanto limitada de la función y ámbito de las Humanidades. Resalta el mínimo porcentaje (en los gráficos aparece como absolutamente despreciable) que suponen los recursos financieros dedicados a proyectos de Humanidades en los planes generales de investigación: menos de un 2%. Las áreas técnicas y aplicadas se llevan la parte del león, naturalmente. Y sin embargo hoy son cruciales en Humanidades cuestiones como las nuevas tecnologías y los planes de globalización e internacionalización, que conllevan gastos no despreciables. Ha habido una mejora en la financiación desde el año 2000. El dinero va por supuesto a grupos, no a investigadores individuales. La investigación en Humanidades es realizada en su enorme mayoría por las Universidades, un poquito por el CSIC (8,3 %), y un porcentaje realmente mínimo por otras entidades investigadoras. Hay que decir que no hay proporción entre los recursos humanos invertidos en estas áreas y el dinero que se les destina. Se viene concediendo cerca de la mitad de los proyectos de investigación solicitados desde las Universidades. Comparando por comunidades autónomas vemos que la mayor parte de la financiación va a Madrid y Cataluña, estando Aragón en porcentajes muy bajos del total. Aunque, eso sí, tiene recientemente Aragón la mejor ratio de concesión de proyectos (100%), comparado por ejemplo con Andalucía donde se obtiene financiación para menos de la mitad de los proyectos solicitados. También hay una alta proporción de becarios en las áreas de Humanidades (sobre un 20% del total).
Con respecto a la dinámica de la investigación en equipo, puede concebirse como algo que impone una dinámica distinta o divergente de la investigación individual; pero es más fructífero el modelo que las concibe o las articula como algo interconectado, que se retroalimenta o beneficia mutuamente.

El historiador Julián Casanova presenta una panorámica de su experiencia en los 20 años desde que se establecieron los programas I+D. Al principio había un serio debate sobre el status científico de las humanidades, por su carácter interpretativo o subjetivo. Desde el principio esto llevó a una restricción de la financiación, y se mantiene esta restricción al aplicarse el parámetro de "investigación no aplicada", que restringe el acceso a financiación importante. Hay que romper, dice, con estos presupuestos, y no aceptar el planteamiento de que "para investigar en Humanidades no hace falta dinero". También ha habido una competencia o solapamiento con las ciencias sociales, donde se venían utilizando métodos estadísticos, "más científicos", y que se llevan comparativamente mucha más financiación para el estudio de cuestiones similares. Necesidades para potenciar la investigación en equipo en Humanidades:
- hace falta una agenda de investigación a largo plazo: no ligada accidentalmente a un proyecto puntual que se acabe y ya está.
- capacidad de generar un grupo y dedicarle trabajo: Un problema es que en Humanidades el trabajo es individual, la producción de libros y artículos potencia a su autor, y los "famosos" no se dedican a organizar un equipo de investigación porque no les compensa. Muchas veces hay grandes investigadores individuales que no tienen capacidad para generar grupo: y se desarrollan rechazos a la dinámica de trabajo en grupo, a los procesos de evaluación, al papeleo y la gestión administrativa, informes y memorias, etc.
- el equipo debe ser un lugar de debate intelectual y de formación de investigadores, no sólo un instrumento de investigación. En España falta esta tradición, que se acusa en Historia en la falta de escuelas historiográficas que sigan líneas de trabajo consistentes.
- La internacionalización del equipo y de su trabajo es crucial. Hay que seguir el tipo de cosas que se hacen en otros países, intercambiar, comparar, participar en congresos, traducir, mantener contactos, participar en publicaciones. El trabajo en equipo bien llevado impone dinámicas como el aprendizaje de idiomas, la organización de la burocracia y el papeleo para la justificación de la investigación... es trabajo que parece hostil, que echa para atrás el investigador, a menos que sea muy consciente de que es la única manera de desarrollar una escuela.

Los grupos de excelencia en Historia tienen presupuestos muy bajos comparados con los demás grupos de excelencia en otras macroáreas, auqnue cubran todos los parámetros... porque no se consideran investigación aplicada. Hay que luchar contra esta consideración, potenciar la relevancia social de la investigación en Humanidades, y mantener estrategias continuadas de desarrollo y promoción del trabajo organizado, con contactos con otros grupos e individuos, con participación sistemática en congresos, pero presentándose en nombre del grupo, representando un trabajo de equipo. Casanova dice sin embargo que es pesimista, y que los investigadores destacados seguirán prefiriendo la dinámica de trabajo individual a los sacrificios que exige el trabajo en grupo y las pocas ventajas inmediatas que reporta.

José Solana, de Filosofía, habla representando a los investigadores no integrados en equipos. Pero no para criticar el trabajo en equipo, que considera puede ser más eficiente y plantearse retos más ambiciosos inabarcables para un individuo. Pero hay problemas prácticos para localizar a colegas que trabajen en la misma línea y estén dispuestos a formar equipos. Los números requeridos son una limitación. Hay muchos problemas prácticos, en especial en áreas pequeñas y con poca implantación. Y hay problemas de sintonía: es difícil en cuestiones de Humanidades tener puntos de vista comunes incluso sobre cuestiones fundamentales. La crítica que proporciona el trabajo en grupo de por sí debe ser suplida en el caso de la investigacion individual con la asistencia a congresos, seminarios, etc.

A la hora de plantear un grupo de investigación, son recomendables estos puntos:
- El proyecto debe articularse sobre el tema fundamental de la investigación de sus miembros, no ser una cuestión adyacente u oportunista para aprovechar una convocatoria, o por lo último que se lleve.
- El proyecto debe cuestionar lo ya sabido. Un proyecto destinado a reforzar la visión ya vigente no tiene interés. Aquí nos encontramos con el problema del agotamiento del modelo clásico de estudios humanísticos, basado en la hermenéutica. Existe una contradicción entre la democratización de la sociedad contemporánea y el carácter antidemocrático de los principales líderes de pensamiento que han orientado la investigación filosófica en el XX (supongo que se refiere en primer lugar a Heidegger).
-
Los investigadores deben adquirir un bagaje intelectual adecuado. Esto incluye una familiaridad con el manejo de idiomas modernos, y clásicos si lo requiere la temática, y actualidad en el uso de herramientas informáticas.

- Es importante la afiliación a sociedades académicas sobre la materia objeto de investigación, y realizar en congresos el trabajo de crítica, intercambio, etc., previo a las publicaciones. También en cursos de doctorado, másteres...
- Es importante el uso de la información accesible a través de Internet, y también por medios más tradicionales como el préstamo interbibliotecario.
- También sería importante desarrollar las estructuras de apoyo a la investigación por parte de la Universidad, que actualmente son insuficientes.

Isabel Ubieto, de Biblioteconomía y Documentación, observa que el rendimiento investigador está en relación con las obligaciones docentes y de gestión. Si éstas son elevadas (como en esta área de reciente desarrollo, y reciente traslado a Ciencias Sociales), hay poco tiempo que dedicar a la investigación. Hay que preparar muchas asignaturas nuevas, y hay constantes necesidades de coordinación. Otros problemas del investigador:
- La falta de reconocimiento a la docencia.
- Falta de apoyo secretarial y de asesoramiento técnico (informática, etc.).
- Deberían incentivarse las licencias sabáticas —de hecho deberían ser obligatorias regularmente, para dedicarse a investigar.
- Deben crearse ya las figuras y comisiones específicas de coordinación de titulaciones de grado y máster, para descargar de estas labores a los profesores de la titulación (o reconocérselas).
- Debería crearse una especie de "Observatorio de la investigación" en la Universidad que aglutinase la información disponible en la OTRI, FEUZ, las convocatorias de proyectos por modalidades, etc. Falta orientación y organización.
- Podrían desarrollarse sistemas coordinados para gestionar la información de sitios como Sideral, las bibliografías y publicaciones en red, etc., que no tenga que ser el propio investigador el que se encargue de introducir la información.
- Deberían crearse foros informáticos de acceso interno desde la universidad, para intercambiar experiencias e información con otros investigadores, y conocer lo que se hace en la propia universidad. Falta contacto con lo que hacen nuestros propios vecinos en el despacho de al lado.
- Hay que facilitar la previsión de la elaboración de proyectos, pues a veces hay poco tiempo entre la convocatoria y la fecha límite de plazo, pero parte del trabajo se podría adelantar.
- Hay que organizar y difundir mejor la información sobre convocatorias: hacer la información más accesible o intuitiva en la red de la universidad.
- También habría que elaborar listas de proyectos ya realizados, hacer accesibles las memorias, en repositorios de acceso abierto. Falta difusión y accesibilidad de los resultados obtenidos.
- Podrían desarrollarse programas informáticos que transfiriesen la información automáticamente de repositorios a bibliografías, etc.
- Hay que potenciar la traducción a diversos idiomas de los principales artículos y resultados de investigación, y enviarlos a las revistas de impacto internacional. Desarrollar la visibilidad de la investigación.
- Debemos participar en los organismos evaluadores para facilitar los procedimientos y normalizar impresos, requisitos, etc.
- También es muy necesario suprimir trabas administrativas que limitan los accesos a las convocatorias. Por ejemplo, el fallecimiento de una profesora llevó a la disgregación de un equipo interdisciplinar, pues no se pudo conseguir completar las cifras de doctores requeridos.
- Hace falta trabajo de promoción de la "marca" del equipo y de la Universidad de Zaragoza, logos, desarrollar webs de los grupos, "márketing" que promueva la visibilidad.
- Haría falta un mejor directorio del PDI en la página web de la universidad: que se pudiese buscar por áreas de conocimiento, por líneas de trabajo de las personas...
- Más coordinación dentro de la propia universidad a la hora de facilitarse a sí misma sus resultados: por ejemplo, que las publicaciones de Prensas Universitarias vayan directamente a las bibliotecas de la Universidad.
- Podría desarrollarse un convenio con Google, para hacer visibles las publicaciones de la Universidad en Google libros, Google académico...
- Falta desarrollar la agregación RSS para seguimiento de novedades, buzones de preguntas....

En todas estas cosas volveré a insistir yo en el turno de preguntas. Enfatizo la opacidad de la web de la universidad, y su disgregación. La falta de un agregador de páginas web allí: la falta de cosas como foros, blogs, sistemas de comunicación que potencien el intercambio de información y de ideas, páginas dinámicas que hagan circular la información y ayuden también a difundir la investigación. Las páginas de la universidad son unidireccionales: no hay manera de añadir contenido en ellas. Esto es alarmante dado que estos medios están por todas partes, menos en la universidad: es como si se hubiera cerrado en banda a ellos, siendo que su desarrollo es gratuito. Una paradoja que no se entiende.

(Aunque yo sí la entiendo muy bien. Decía Foucault en L'Ordre du discours que la Academia se basa en la rarefacción del discurso: no en potenciarlo, sino en canalizarlo y limitarlo seriamente: ponerle marcos para atraer la atención a los discursos seleccionados, autorizaciones.... Desde este punto de vista, demasiado discurso, demasiada potenciación de la información, va en contra de tendencias muy pero que muy arraigadas y que tocan a la esencia misma de la Universidad).

En la discusión, se insiste mucho en los requisitos absurdos relativos a números de profesores en los grupos, a que sean docentes universitarios, a que sean aragoneses... El Dr. Casanova insiste en que hay que cambiar el planteamiento porque se desaprovechan recursos humanos valiosos con estos requisitos administrativos absurdos, impuestos a veces desde la DGA.

Yo concurro y recuerdo el caso del proyecto que se me denegó por no tener bastantes aragoneses en el equipo. Subrayo que la Universidad no se ha opuesto a estos criterios, sino que los ha hecho suyos sin más, con aquella norma que estableció que los grupos reconocidos por la Universidad de Zaragoza serían los reconocidos por la DGA.

Varias intervenciones subrayan las bondades del sistema de I+D y lo mucho que se ha potenciado la investigación gracias a las convocatorias de proyectos y el trabajo en equipo: el desarrollo de redes de colaboración, la imposición de una disciplina de trabajo, etc.

Con lo cual también concurro. Pero, por presentar una perspectiva más crítica con el tema, observo que a veces los grupos de investigación pueden generar dinámicas de grupos indeseables, y convertirse en feudos. Por ejemplo, como sucede en mi departamento, donde los grupos han impuesto una normativa que impide el acceso a postgrado y a la dirección de tesis de los profesores que no están integrados en ellos. Esto despierta exclamaciones de asombro en el público—ante lo cual les digo que sí, que siempre me dice la gente de otros departamentos que es algo increíble, pero que se viene haciendo año tras año en mi departamento. 

Otra cuestión criticable sobre el funcionamiento de los grupos: que normalmente el grupo beneficia sobre todo a su director. Cuando para la promoción en cátedras se exige no ya investigar en grupo, sino dirección de grupos de investigación (como sucedió en la cátedra a la que yo me presenté, donde se me reprochó "falta de dirección de investigación"), hay que replantearse si al participar en un grupo estás promocionando tu carrera, o la de otra persona. Requiere un planteamiento a largo plazo esta cuestión. Las convocatorias de proyectos de I+D venían presuponiendo un encumbramiento del director, y presuponían una continuidad del mismo (más bien que un trabajo en equipo, por un grupo de iguales, es un trabajo dirigido por un director, o para un director). Y hasta un delfinato para la herencia del grupo llegó a apuntarse ya de modo oficial. Estas dinámicas, observo, pueden convertirse en antidemocráticas y desvalorizar la labor de los miembros del grupo que no sean el director.
A esto replica el Dr. Casanova que en cuestiones de investigación él sí es totalmente antidemocrático: que hay que tener claro que él sabe más que sus becarios. Y que esto que digo yo supone no tener en cuenta el trabajo que lleva la administración del grupo, el papeleo agotador, que recae mayormente sobre el director, y que sólo puede uno animarse a hacerlo, cuando no tiene ninguna necesidad de promoción personal, si realmente cree que el trabajo en grupo es necesario para promover la investigación, y crear escuela.

(Cosas que no negaré. Si bien en los equipos hay que tener en cuenta a otras personas que trabajan en ellos, y que no son "los becarios").

A esta mesa redonda siguió una sobre "Multidisciplinaridad de la investigación en Humanidades" a la que no pude asistir. Y luego otras sobre "Evaluación de la producción científica" y "Estrategias de futuro", que reseñaré otro día quizá.

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