lunes, 30 de marzo de 2009

Jane Austen in Manhattan

Aquí en DVD Times describen bien esta película de Merchant-Ivory, Jane Austen in Manhattan, descripción apta "para todos públicos". Aunque a mí me ha gustado bastante más de lo que prometería la reseña.

Sobre todo me ha gustado la ambientación irrepetible años 70 (la película es de 1980, pero ya se sabe que si las cosas que asociamos a los 60 se llevaban en realidad en los 70, para ver en su salsa las de los 70 hay que ir a los 80). Vamos, que ni hecha de encargo en ese sentido. No tiene precio el mundillo obsesivo, envidioso y pretencioso de los actores a la caza de una subvención o de un papel, o de vagos sueños de triunfar o de encontrar algo que los asiente en su ser: y sobre todo las ocasiones de manipulación que proporciona este material humano. Dos precarias compañías neoyorkinas rivalizan por hacerse con la producción de una obra teatral temprana de Jane Austen, Sir Charles Grandison (basada en la novela de Richardson). Rivalizan en realidad sus directores, antiguos amantes, Victor (Kurt Johnson) y Lilliana (Anne Baxter)—procurando engatusar a críticos, productores, titulares de los derechos, y actores. De la obra de Austen, que es poquita cosa, menos cosa queda aún en la película: vemos las adaptaciones propuestas por Lilliane (en versión ópera dieciochesca) y por Victor (teatro del absurdo / comedia bufa).




También hay escenas "filmadas", no teatrales, del secuestro de Harriet Byron—aquí la actriz con sesos de chorlito Ariadne (Sean Young), que busca desesperadamente un gurú a quien adorar, o un ganchito del cual colgar su personalidad. Es una chica de la que todo el mundo tira (por guapa): su marido Victor, que antes la fascinaba y ahora le es indiferente, va como alma en pena siguiéndola entre bambalinas; también su compañera de piso Katya, lesbiana posesiva; Lilliana, que la quiere para su compañía, y Victor, su actual gurú, que la tiene hipnotizada. Y la chica sólo responde de hecho cuando alguien la coge de las narices y se la lleva a otro sitio físicamente, necesita gobierno y autoridad, es esclava de vocación aunque va de mujer liberada. En versión ópera o en versión bufa, se ve la chica atrapada por el malvado Sir Hargrave Pollexfen, que la rapta y la quiere poseer a la fuerza—interpretado éste por el no menos siniestro Victor, chupóptero insaciable de voluntades y haciendas.

Lo mejor de la película son estos retratos de las motivaciones y especialmente fascinante es el personaje de Victor. Especialmente fascinante para los fascinados, digo: a mí lo que me fascina es la fascinación, la burbuja inflada en torno a nada. Con autoridad y seguridad en sí, Victor les vende la moto limpiamente, les limpia los bolsillos y se apropia de sus almas y cuerpos; los tiene, a su pequeña secta de actores, cogidos de la anilla de la nariz, llevándolos a donde quiere. Es como el rey desnudo luciéndose en pelotas; todo el mundo comenta que debe ser genial, pues los tiene a todos tan fascinados, y se miran unos a otros a ver si dura la fascinación, y dura.

Vamos, todo un estudio sobre la inseguridad, la adicción y los vampiros mentales, cuyo supuesto "magnetismo" se desvanece como una ilusión en cuanto cesa el torbellino de demencia que generan a su alrededor. Al final Victor se escapa de casa de un productor llevándose una jarra de plata, ya que no puede llevarse la producción—y termina actuando, cojo como Byron, haciendo de Pollexfen en la ópera de Lilliana, otra Gran Manipuladora... pero menos delirante que Victor.

En fin, que hay gente que necesita que la lleven en rebaño, y que le digan quiénes son; que eso hay grandes expertos en hacerlo, y en crear una burbuja de realidad alternativa en torno a ellos. De ellos y de sus interacciones va la película. La erótica del poder se alimenta, precisamente, de ver que los demás bailan al son que se les toca, cuanto más delirante y obviamente falso, mejor. De esa ficción provisional, que también es puro teatro, vive esta película, y hace respirar a un mundillo tan falso y pretencioso con un aliento de verdad palpable— de algo que la guionista y su equipo han visto obviamente en vivo y en directo. Cuando el teatro pasa a estar entre bambalinas, living theatre, se vuelven interesantes y vívidos hasta los actores y obras más mediocres.

Jane Austen in Manhattan.
Dir. James Ivory. Screenplay by Ruth Prawer Jhabvala. Cast: Anne Baxter, Robert Powell, Michael Wager, Sean Young. Music by Richard Robbins. Photog. Ernest Vincze and Larry Pizer. Assoc. Prod. Connie Kaiserman. Prod. Ismail Merchant. Merchant Ivory Productions / Polytel International, 1980. DVD prod. HanWay Films. Spanish DVD: Jane Austen en Manhattan. (Colección Merchant-Ivory). Spain: Manga Films, 2008.

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