miércoles, 26 de octubre de 2016

Quién manda en la huelga

Huelgas supervisadas:

En las huelgas se supone que hay libertad de huelga; se supone (menos) que hay libertad de trabajar, y se presupone que hay maneras sutiles, o no tan sutiles, de coaccionar, orientar, o pastorear al personal para que haga huelga, o no.


Hoy había una huelga estudiantil convocada por diversos colectivos estudiantiles (de extrema izquierda, se entiende), que no son realmente representativos y que por sus propias fuerzas consiguen, normalmente, que haga huelga un estudiante de cada cien. En mis clases desde luego no se ha notado en absoluto la convocatoria. ¿Y eso por qué? Sutilmente se averigua: porque el Rector no ha apoyado la huelga. En otras ocasiones, la huelga tiene un apoyo parecido, pero viene anunciada por grandes pancartas colocadas a la entrada del campus, para que nos vayamos enterando, como si fuera una campaña de la propia institución. Y con piquetes organizados que a la punta de la mañana han echado la cadena a la entrada del campus, y están ahí, cincuenta o cien, con sus palos y capuchas y pasamontañas y pancartas y consignas y banderas de la URSS y republicanas y piratas, cerrando el paso a los coches, e impidiendo que nadie entre al campus si no es saltando la tapia. Los humildes opositores a la huelga, si son peatones, pueden entrar ya sea por algún lugar del perímetro saltando la tapia, o por una puerta si hay policía allí que cubra servicios de acceso mínimo. También hay policía observando (los días de huelga general habitual, digo) la entrada principal, pero sin intervenir ni decirles a los piqueteros que despejen, ni mucho menos obligándoles a abrir la entrada. Todo por orden del rector, que cuando he telefoneado en tales ocasiones siempre me dicen que se mantiene la normalidad pacífica (o sea, la entrada bloqueada a la fuerza) y que el Rector no está localizable, ni el jefe de seguridad.

Hoy, en cambio, no hay bula para que los podemitas armen más jaleo del debido, y la Policía se ha aposentado a la entrada del campus no para mirar la verja cerrada, sin para cuidar de que nadie bloquee la entrada. Y la verja la han descolgado y retirado preventivamente, para que nadie le eche el cierre a la  vía pública.

¿Qué se demuestra con esto?

Se demuestra lo siguiente: que cuando hay huelga general en la Universidad, con un seguimiento apreciable, es porque el Rector ha cuidado de dejar que los piquetes hagan el trabajo sucio de cerrar la puerta, amedrentar al personal e impedir el acceso. En un bolsón los cojo a todos y me los llevo de huelga.

El orden público mantenido selectivamente es un desorden. Pero dentro de todo, me quedo con lo de hoy: que no vuelvan a colgar esas verjas, que no sirven más que para entorpecer la libertad de acción personal, y permitir a los manipuladores que coaccionen a la gente y la pastoreen.  Y me refiero a los piquetes, pero sobre todo a los Rectores que no cuidan de mantener el orden público y la libertad.

Así que enhorabuena por el rector Mayoral, y a ver si mantiene esta línea coherentemente, no unos días sí y otros no, según quién convoque la huelga.

Me complementen esta reflexión con la lectura de este brillante artículo de Arcadi Espada: Donde la policía no puede entrar.










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