lunes, 21 de marzo de 2016

Retropost #762 (13 de febrero de 2006): Irónica mente


La ironía, se dice a veces, presupone un cierto despego, una capacidad de colocarse por encima de la situación que se contempla con ironía; a veces incluso se produce un desdoblamiento entre la persona en tanto que está atrapada en esa situación o participa de ella, y en tanto que es observadar irónico de ella. Es el principio de la llamada ironía romántica, que lleva a la relativización y superación de las propias actitudes, en un despego de uno mismo que es un juego intelectual y una exploración de los límites de la libertad mental. Dejamos atrás nuestras máscaras, y las contemplamos como old selves, irónicamente desenmascarados (we’re so much younger now) al ponernos esta nueva máscara ("A visor for a visor", que dice Mercutio).

Escojamos el numberguán de los actuales resultados de Google para "irónicamente": "Zapatero califica irónicamente a Rajoy de ’valiente’ y ’listo’". Aquí el ironista Zapatero se libera de ese universo de discurso en el que Rajoy es valiente y listo (presumiblemente una cárcel mental en la que viven atrapados los seguidores de Rajoy) y se eleva a una perspectiva superior. En ese empíreo local no sólo goza de la libertad contemplativa de quien ve a los demás atrapados en actitudes mecánicas (una mecanización que cuando se aplica a seres vivos o pensantes produce risa, según Bergson), sino que se libera del lenguaje mismo, del peso y rigidez mecánica de las palabras. La ironía, es bien sabido, consiste en decir "lo contrario de lo que se piensa", con lo cual las palabras se utilizan para significar sus contrarios. ¿Qué mayor libertad? Claro, hay una libertad mayor, la del ironista que se no se atiene a esta inversión mecánica del lenguaje (los mecanismos, recordemos, dan risa). Si no supiésemos si las palabras de Zapatero son irónicas o no, la ironía sería más fina (más gallega quizá). Sería un problema para la política de partidos, eso sí: el ironista se separa del vulgo retirándose a su chambre séparée, pero necesita compañía, si no siempre un partido (para eso la ironía ha de ser tosca) al menos un corrillo de cómplices con quien compartir la broma, una aristocracia de la ironía. Cuanto más aristocrática esa compañía, más barreras interpretativas ha de superar para llegar a la posición superior. El ironista se va quedando solo. En última instancia estará él sólo, o ni siquiera él entero, sino sólo su mitad irónica que contempla a su otra mitad atrapada en los convencionalismos lingüísticos y sociales. Esta ironía no es efectiva como arma de combate; si la ironía es siempre un arma de dos filos, ésta que digo acaba por no tener ni empuñadura por donde cogerla. Pero al ironista trascendental no le importa que su cuerpo de a pie se haga cortes en los dedos: él no se corta.

Me llaman la atención algunos usos del adverbio "irónicamente", por la ambigüedad en la que sitúan a la mente irónica, la mente para la cual la situación descrita puede contemplarse irónicamente. En muchos usos de "irónicamente" (en especial los que deberían ir seguidos de coma), se aprecia toda una perspectivización narrativa: la ironía del destino, sólo perceptible retrospectivamente para el sujeto hablante, y no para el sujeto de la oración ni otros agentes u objetos representados en ella. En este sentido, en "irónicamente" se encuentran, cuasi-gramaticalizados, muchas cuestiones relevantes para quien esté interesado en el estudio de la perspectiva narrativa y su relación con la temporalidad, o, dicho de otra manera, el estudio de la retrospección y el hindsight bias.
Veamos algunos ejemplos extraídos de Internet:
- "Irónicamente el sueño de Babbage fue parcialmente reconocido por un imprentero sueco, George Scheutz, quien construyó una calculadora similar, luego de leer un artículo sobre la Máquina Diferencial en el Edinburgh Review en 1834." (Esta es de las que yo creo que están mejor escritas con coma. Aunque poca ironía hay aquí. No la hay para Babbage, claro, posiblemente ni para Scheutz. Quien disfruta de la leve ironía es el hablante, que invita a su receptor ideal a compartir su perspectiva histórica privilegiada, vedada para Babbage, quizá también para Scheutz).
- "Irónicamente el éxito de los resultados de Hawking le haría perder una apuesta que él mismo hizo junto al físico teórico Kip Thorne, del California Institute of Technology (Caltech) en Pasadena, contra John Preskill, tambien del Caltech." (Aquí la ironía sube de tono. Hawking mismo se convierte en testigo frustrado ligeramente trágico, de cómo su propio éxito es inseparable de su fracaso. Admitir a Hawking a nuestro palco irónico nos permite darle palmaditas en la espalda, algo que siempre gusta).
- "...la revuelta había sido organizada por los oficiales ex-zaristas liderados por el ex-general Kozlovsky (quien, irónicamente, había sido colocado en la fortaleza como un especialista militar por Trotsky)." (Caso parecido. Qué poco conocía Trotsky a sus oficiales reconvertidos. Kozlovsky tiene su propia atalaya irónica, antes de que erijamos la nuestra, es él quien hace posible la ironía. Quien tiene un plan, quien guarda secretos o trama algo contra los demás, o planea utilizarlos como peones, es un ironista. Que se lo pregunten a Yago. Obsérvese, en esta frase, que Trotsky no colocó al especialista "con una actitud irónica". El -mente del adverbio, o la "mente" irónica, hay que buscarla fuera de la gramática de la frase, a nivel de estructuras narrativas implícitas).
- "Irónicamente, el éxito de las empresas suele favorecer más las habilidades gerenciales que las del líder". (Según el articulista, este hecho es letal pra la empresa. Al hundirse en la quiebra tanto el gerente como el líder, sólo sobrevive el analista económico para ver la ironía. O quizá le podamos conceder al líder una pequeña y amarga ironía póstuma, al contemplar el fracaso de ese trepa, el gerente).
- "Irónicamente, el nuevo episodio de un conflicto de casi medio siglo, ocurre en momentos en que en se informó que las compras de alimentos de Cuba a Estados Unidos crecieron un 12 por ciento en el 2005 en comparación con el 2004, y totalizan mil 757.2 millones de dólares desde que comenzaron en 2001". (Aquí la ironía es pública, al menos para quien coteja los datos. A veces el ironista debe señalar los datos que avalan su visión irónica, para tener compañía, pues el fino analista o especialista de la observación que ve ironías puede sentirse si no muy solo).
- "Irónicamente, el presidente denigra al libre mercado con la excusa de promoverlo al denunciar que fomenta la competencia combatiendo los oligopolios." (Insisto, este presidente no es irónico, al contrario que nuestro Zapatero. Quizá sea más bien un falso, si acaso percibe la ironía y sin embargo sigue adelante con su torticera política. Por cierto, "denunciar" está mal utilizado: el autor de la frase se ha equivocado, es él quien denuncia al presidente, y le puede la impaciencia).
- "Irónicamente, el acceso limitado a los recursos en el periodo de formación de un científico tiene, no pocas veces, una consecuencia positiva: los investigadores se fuerzan a ser más creativos." (Esta es la ironía del Maestro que impone duras pruebas al aspirante a monje guerrero, al Pequeño Saltamontes. O bien el científico contempla satisfecho su carrera y cómo el mal fue para bien en última instancia. Su creatividad lograda, y la libertad mental del ironista, van mano a mano).
- "Irónicamente, el niño tampoco está contento con aquello en lo que se ha convertido." (Es un niño muy concreto, el niño de la película The Kid. Pero el caso es frecuente).
En tiempos planeé escribir un artículo que se titularía "’Ironically/Irónicamente’: Retrospección y punto de vista en el uso de un marcador del discurso". Tenía en mente tratarlo como marcador del discurso (y narrativizador implícito) más que como un adverbio en -mente: un operador de la solidaridad discursiva, utilizado interaccionalmente para ubicar a los sujetos (del enunciado, de la enunciación, de las diversas interacciones) en la perspectiva correcta hacia el tema, y en el bando correcto respecto de la postura ideológica del hablante.

Yo premedité alguna vez un examen del adverbio "irónicamente". Irónicamente, no sabía que escribiría el artículo tan irónicamente.




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