lunes, 31 de agosto de 2015

1 + 1 = 2 ?

Ahora opino que según y dónde, y según y cómo, aunque durante mucho tiempo creí que uno y uno eran dos, sin más, con la fuerza de las convicciones de la infancia. Y no deja de ser curioso que fuese mi padre el maestro, profesor de matemáticas, el que me enseñase tanto eso como lo contrario. Porque, sobre todo en sus últimos años, cuando revisaba muchas de sus presuposiciones y cuestionaba él mismo sus enseñanzas, con frecuencia me repetía que el valor de una afirmación o ecuación como "1+1=2" es cierto en muchas ocasiones, pero es una operación inaplicable o simplemente absurda en otras.

Es aplicable en principio, claro, donde la aplicamos, en el ámbito de las matemáticas—pero ése mismo es un ámbito acotado, limitado. Las matemáticas tratan con objetos fuera del tiempo, y abstraídos. Sólo en ciertos contextos podemos estar fuera del tiempo (convencionalmente) o convencionalmente abstraídos. A veces, en el mundo de la acción, la abstracción no es oportuna. Aplicar una idealización matemática a la realidad implica recortar flecos, redondear, tomar decisiones—y en puridad, nada hay fuera del tiempo, con lo cual las matemáticas, en puridad no son de este mundo.

¿Son de otro? Hay quien ve en ellas el Pensamiento de Dios—Hawking mismo, que no cree en Dios creador, tiene un libro titulado Y Dios creó los números, que le regalé a mi padre. Pero otros cuestionan esta definición, y arguyen que si las matemáticas no son de este mundo, en puridad no se pueden aplicar correctamente a él. Sería una negación, o cuestionamiento al menos, o relativización, de la ciencia moderna tal como viene definida desde Newton y Galileo, la que pretende someter el mundo a una razón numérica, y propone a  la física matemática como la reina de las ciencias.

Hay una posible crítica semiótica de las matemáticas, claro—empezaríamos por mostrar que en la secuencia "1 + 1 = 2" no hay sólo 2 como resultado, ni uno más uno como sumandos, sino que para empezar tenemos cinco signos, o seis si quieren, o más. Lo que hay a un lado del signo de igual tampoco es igual a lo que hay al otro lado, curiosamente tampoco podemos decir que sea más exacto decir que "1 + 1 = 1 + 1", y ni siquiera es más cierto eso que sostener que "(1 + 1 = 1 + 1) = (1 + 1 = 2). Todo es relativo a las reglas del juego que estemos jugando, y semiótica y matemáticas son dos juegos lingüísticos distintos, con cierta intersección necesaria, pero necesariamente diferenciados.

En las matemáticas hay muchos niveles de sentido posibles, al margen del nivel ideal en el que captan verdades "eternas" o "válidas universalmente", ignorando la referencia a cualquier objeto concreto e incluso al observador que formula la proposición. A otro nivel, las matemáticas son unas operaciones aplicadas al mundo—por ejemplo, "1 + 1 = 2" no en tanto que abstracción total, sino en tanto que lo estoy aplicando a estas dos manzanas que estoy contando.  Y en esta interpretación matemática del mundo juegan muchos factores que pueden entrar a interferir con la claridad matemática de los fenómenos. En The Stuff of Thought pone Steven Pinker un buen ejemplo: ¿hubo un atentado contra las Torres Gemelas, o dos? No es baladí la cuestión, pues afecta en cantidades millonarias a los pagos de las compañías de seguros, y es indudable que según se cuenten ahí había dos torres, o dos manzanas. 

A otro nivel de consideración, el "1 + 1 = 2" no es eterno, sino que (como se aprecia en su secuencia escrita, o en su formulación lingüística), es una operación en el tiempo… y así se nos cuela el tiempo en las matemáticas. Es también una operación que refleja una deducción, u operación mental, que se efectúa en el tiempo o que se explica en el tiempo. La pequeña ecuación es un pequeño relato, a un nivel, y viene a suponer un enunciador y un destinatario que presumiblemente se ve ilustrado en sus conocimientos por esta lección que le da la suma. De hecho, una secuencia temporal ideal y una abstracción temporal o extracción del tiempo se suman paradójicamente en esta operación, al menos tan paradójicamente como el dos resulta ser igual al uno y uno. Se superpone en la ecuación matemática una verdad atemporal con una exposición temporal de equivalencias; la ecuación contiene al receptor implícito que no conocía la ecuación y ahora, tras el signo de igual, que es una transformación, ya la conoce. Se halla sujeta la ecuación, por tanto, como toda estructura narrativa, a las falacias inherentes a la narratividad, muy prominentemente la que llamamos la distorsión retroactiva, hindsight bias, la falacia narrativa por excelencia.

Mi padre decía que las matemáticas son un lenguaje. Y tal vez sea más exacto decir eso que decir que son las leyes del pensamiento de Dios. Un lenguaje en puridad está limitado, a un determinado nivel, por las prácticas de sus hablantes. En ese sentido podemos decir que no hay matemáticas si no hay ser humano, no hay 1+1=2 más que para ciertas necesidades y contextos comunicativos de los humanos. Aunque, salvando la representación simbólica precisa, también hay matemáticas en un sentido más amplio para la cognición de otros animales que saben contar, pues los hay con conocimientos elementales de matemáticas.

A un nivel todavía más amplio de aplicación, en un mundo donde convencionalmente hemos eliminado a los humanos y a los animales, hay todavía, claro, una matemática inherente en la naturaleza, quizá la razón más profunda que nos hace ver en ellas el pensamiento de ese dios que no existe—la regularidad o racionalidad de los fenómentos naturales es concebible (aunque ello ya implica una convención comunicativa e incluso una curiosa paradoja) al margen de nuestro pensamiento. Pero está bien, podemos fácilmente admitir en qué sentido seguiría habiendo nueve planetas, u ocho si prefieren, alrededor del sol, antes de la existencia de mentes. Son matemáticas más tenuemente asentadas en la realidad, en tanto que son ya el resultado de un acto de imaginación, pero siguen rigiéndola en un sentido; seguiríamos teniendo un mundo de planetas, y de elementos químicos, etc., "gobernado" por las matemáticas, siquiera virtualmente.

Mi padre iba más allá al cuestionar la validez cósmica fundamental de las matemáticas. Para él sólo eran válidas, aun a este nivel de abstracción, de objetos matemáticos virtualmente concebibles, en el ámbito en el que tiene sentido hablar de unidades y de leyes regulares. En el centro del sol, me decía, uno y uno no son dos, o no tiene sentido decir que lo sean. Quizá los astrofísicos difieran aquí—en el centro del sol sigue habiendo partículas elementales, elementos químicos y reacciones en principio pensables o descriptibles. Pero la cuestión de principio sigue en pie. Es concebible un estado de la naturaleza en el que no haya unidades de ningún tipo, ni siquiera calculables o deducibles, ni regularidades identificables o pensables, y en el que por tanto no tenga sentido una descripción matemática.

La cuestión a la que se refería mi padre ha sido recientemente planteada por los cosmólogos evolucionistas Roberto Mangabeira Unger y Lee Smolin en un argumento muy elaborado, en The Singular Universe and the Reality of Time (2015). El argumento va unido a una relativización del valor de la física matemática newtoniana, y a una apuesta por la primacía de una ciencia del universo, la cosmología, que sería preeminente sobre la física matematizada. Se trataría de un paradigma evolucionista para la física y la cosmología, un paradigma que afirma la realidad suprema del tiempo y el cambio, y que sustituiría al paradigma newtoniano-einsteiniano, destronando a las matemáticas de su puesto de preeminencia y relegándolas a una posición más instrumental. Un lenguaje. Se convertirían las matemáticas en una determinada perspectiva para tratar cuestiones de la naturaleza, una perspectiva que ha de aplicarse únicamente en su ámbito de validez.

Traduzco aquí dos pasajes sobre el estado del cosmos en el que no hay matemáticas, ni física, ni uno y uno son dos:


Para mostrar cómo una visión semejante de la historia universal puede explicar la combinación de la estabilidad de las leyes de la naturaleza con su mutabilidad, pensemos en esta visión como uan combinación de dos imágenes sobre cómo funciona la naturaleza—en los momentos incandescentes y formativos, y luego en la larga historia subsiguiente del universo formado. Naturalmente, el contraste entre estos dos rostros o momentos de la naturaleza supone una simplificación drástica de una realidad histórica en la que el tiempo nunca deja de fluir y un estado de cosas siempre se convierte en otro. Además, las características de la naturaleza en sus formas extremas pueden reproducirse, al menos hasta cierto punto, en el seno del universo enfriado, que respeta leyes, y que está bien diferenciado: por ejemplo, en el interior de los agujeros negros.

Primero, en los momentos incandescentes y formativos, los valores de la densidad, de la energía cinética y de la temperatura son extremos sin, empero, convertirse en infinitos. Que son finitamente grandes en lugar de infinitos los hace en principio susceptibles de investigación científica, por indirecta que sea. Esta finitud será una consideración importante cuando consideremos la traducción de estas ideas a un programa de investigación empírica y experimental. Sim por ejemplo, las circunstancias del universo más temprano se describiesen con el concepto convencional de una singularidad, ne le que los parámetros tienen valores infinitos, los experimentos llevados a cabo usando aceleradores de parítculas no podrían ni siquiera en principio imitar rasgos de esas circunstancias. Sin embargo, si los valores son finitos en lugar de infinitos, podemos ser capaces en principio de simular aspectos de esos estados del universo. Las consecuencias son de alcance para una cosmología y una física que no necesiten tomar el universo establecido como su única base para comprender el funcionamiento de la naturaleza.

Segundo, la naturaleza no asume la forma de una estructura claramente diferenciada: las distinciones entre los elementos constituyentes de la naturelaza se descomponen. Ya no hay, y todavía no hay, un repertorio establecido de clases naturales: de las clases de cosas que existen.

Tercero, el contraste entre las leyes de la naturaleza y los fenómenos que gobiernan deja de aplicarse. Por una parte, este contraste presupone la transformación de la naturaleza en una estructura discriminada. Por otra, las circunstancias de extrema densidad y temperatura son tales que en ellas la transformación de los fenómenos es a la vez la introducción de nuevos modos de funcionamiento de la naturaleza. (Roberto Mangabeira Unger, en Unger y Smolin 2015: 269-70, traduzco)

La perspectiva de Smolin y Unger viene a revertir la posición usual en que concebimos las leyes de la naturaleza y los fenómenos a los que rigen. Las leyes no son eternas, ni hay ningún sitio "fuera del tiempo" en el que están. Son variables, evolutivas, y no son previas a las conexiones entre fenómenos (rigiéndolas), sino que son resultado de esas conexiones, de una causalidad previa a la ley. La ley, podríamos decir, es una gramática que se ha de formar a partir de una sopa primigenia de comunicación pidgin entre fenómenos—y sólo entonces es concebible concebir esa ley para pensar con ella los fenómenos. Hay un mundo sin ley, en el origen del universo o en la transición de un universo a otro, en el que todo y nada son sinónimos. Vivimos en un mundo de leyes, de cuerpos, elementos y fenómenos diferenciados, y por eso se nos hace difícil concebir hasta qué punto la realidad se ve transmutada si no la pensamos con las categorías adecuadas a este mundo nuestro de regularidades relativas (como son por ejemplo las categorías matemáticas).

La concepción resultante de modos alternativos en los cuales puede funcionar la naturaleza sugiere cómo la estabilidad relativa de las leyes naturales puede complementar su mutabilidad relativa, en lugar de contradecirla. La estabilidad relativa de las leyes de la naturaleza es un rasgo del universo establecido. Su mutabilidad relativa es característica del universo en formación, o, más generalmente, del universo en sus momentos extremos. La suposición de que la naturaleza siempre funciona del modo en que funciona en el universo maduro que observamos, con su diferenciación de tipos de seres, construidos con los constituyentes elementales descritos por la tabla periódica y por la física de partículas, con su distinción al parecer bien definida entre estados de cosas y leyes de la naturaleza, y con las serias restricciones impuestas al ámbito de lo posible adyacente, es la sustancia de la segunda falacia cosmológica. (2015: 272)

Mi padre, en su fase escéptica o desilusionada, ya no creía en aplicabilidad de las matemáticas, o de cualquier ciencia, en toda circunstancia. Insistía más en otra perspectiva, una según la cual el conocimiento humano es limitado, tiene un ámbito, y a veces más estrecho del que pensamos, pues desde nuestras circunstancias tendemos a dar por supuestas cosas que en absoluto han de suponerse en toda circunstancia, y pensamos con modos de pensar que tienden casi imperceptiblemente a exceder su ámbito propio de pertinencia. "Tenemos una longitud de onda", decía mi padre, "Todo la tiene, y todo existe sólo en una longitud de onda."

Desde una perspectiva contextualista, incluso las leyes de la naturaleza más elementales, y las proposiciones más incuestionables, tienen un contexto de aplicación. También las matemáticas tienen su ámbito de aplicación, lo cual no está reñido con que uno y uno sean, en muchas circunstancias, dos. En otras circunstancias, son uno y uno; y en algunas no hay uno, ni uno. Habrá, si me apuran, algun más—al menos en cierto sentido.




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Retropost #160 (23 de marzo de 2005): El expediente completo


Me contestan del Rectorado que el expediente de la cátedra (había solicitado una copia) ya lo ví hace dos años, pero que lo puedo volver a consultar. Yo preguntándome, ¿pero es que no habrán añadido nada al mismo desde hace dos años? Porque yo sí que he enviado un buen fajo de papeles de protesta, denunciando irregularidades a manta, que deberían constar allí... Así que voy a consultarlo, y me lo enseñan muy amables; y en efecto, ahí están las actas de la Comisión Evaluadora, y los escritos que yo he enviado, y punto. Ninguna resolución más, ni informe de ninguna investigación ni nada. Tantos papeles, y no consiguieron hacer mella en la indiferente ecuanimidad de las autoridades. Claro que hubiera sido bastante más problemático darse por aludidos, e intentar responder a los argumentos que allí se presentaban: en menudo berenjenal nos hubiésemos metido si empezamos a investigar esto. Así todo más limpio: mucha palabrería por un lado, y un silencio impenetrable por el otro. Quien no dice nada no mete la pata. Y mal se podrá decir que manipula nada quien no hace nada. Arreglado, y a por otra.



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Retropost #159 (23 de marzo de 2005): Mi alma (y su recambio)




Oscar se queja llorando: "Buaaa....! No tengo alma! Tú no me has dado un alma! Buaa....! Mamá sí que me gualda un alma. Está muy alta. Es plana, es amalilla y negla. No me la deja cogel." Qué tielnos son.



Paseamos por la calle:
- Mira, ¡bebés invisibles! ¡qué guapos!
- Y esa señora... qué crueles, hacerle eso a una señora embarazada, ¿quién le habrá cortado la cabeza tan bien? Swissh!
- Alguien...¡ o algo! Fíjate que el corte es muy liso. Nada humano, seguramente.
- Pero... es que ¡ninguno de ellos son humanos! lo parecen, pero ¡no son humanos!
- ¡Bláster pesado! ¡¡Prrrrhshshhshshñprrrrrr!!
Y esto sólo viendo maniquís por los escaparates... Demasiadas películas americanas.


La de hoy, Robots ("Blovots" según Oscar), va de un ambicioso robot, ejecutivo agresivo que desvía la finalidad de la empresa capitalista de la oferta de servicios a la obtención del mayor beneficio; es convenientemente derrotado por el joven robot prota, que restaura al viejo inventor trasteador y reciclador de antes, y el antiguo sistema en el que las piezas viejas se reparan y aprovechan. Según el ejecutivo agresivo, había que suprimir los recambios en favor de las "actualizaciones", carísimas y que daban un cuerpo nuevo a los robots tirando el viejo (body technology, aplicado a la mente también, claro). Pues me parece que debe ser el ejecutivo tiburón el que está al mando aquí fuera de la película, porque como intentes reparar un ordenador viejo pues igual lo consigues, pero te sale casi como si te comprases una "actualización" de esas...


Hoy nos vamos a la Universidad, creía que me libraba por ser San Braulio, patrono de la misma, pero no; hay que ir a recoger un ordenador que dejé a reparar ahí al lado, un Mac reliquia de hace más de diez años, y me cuesta la broma un pico... Me devuelven, claro, el ordenador con el alma "actualizada", y la vieja en una bolsa. Me recuerda una vez que petó el de mi despacho, y me dieron a elegir entre "actualizarlo" y repararlo. Yo dije: repararlo. Y me apunta el técnico en el parte: "piezas defectuosas a reponer: 1 ordenador iMac".... No te jodes, Herodes. Así yo también reparo ordenatas, y me hago técnico de a 50 euros la hora.

En fin, igual Álvaro aprovecha el mac viejo. Lo tengo frito haciendo ejercicios de mecanografía, no sé si aún se llama así, ¿cibergrafía quizá? ah, no, "tratamiento de textos", aunque con el boli también se tratan los textos... Y nos llegamos también en el mismo viaje con un par de nenes a una librería de segunda mano a elegir un libro para cada uno. Ivo elige "Pegatinas terroríficas: Brujas y brujos". Álvaro se ha comprado un libro de "Guía de Campo", que es lo que le va (ahora mismo está mugiendo vigorosamente, porque está en el capítulo de las vacas).


Nos vamos a Biescas, por cierto. Ayer hacía tiempo de irse a dar el primer baño, y hoy en cambio llueve; a ver qué nos espera por allí. Un recado se me queda sin hacer: tengo que pasar por Hacienda a ver si me devuelven de una vez lo que me deben del año pasado... increíble pero cierto, claro que supongo que me pagarán unos sustanciosos intereses por el retraso, ja. Pues a la vuelta de Biescas será: tenemos las vacaciones bailadas con los críos, ellos la semana de Semana Santa, y nosotros la siguiente; así que sólo coincidimos en los festivos. Pues hale, a ver procesiones: me decía un alumno Erasmus que las encontraba siniestras, y le tuve que asegurar que no se trataba de grupos especialmente fanáticos ni nada... aunque el comentario de Oscar, el otro día viendo la primera procesión, fue que "en lealidad, son clones". Y ahora le invitamos a ver una procesión que está pasando por debajo de casa, y dice "Yo no quielo vel los capuchones. Es que me malean. Me malean con sus tamboles".






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Lectura de verano 1

Lectura de verano 1

Complejidad y Caos (Capítulo REDES 275)

domingo, 30 de agosto de 2015

Samuel Beckett y la Narración Reflexiva

Argumento de Samuel Beckett y la Narración Reflexiva

Retropost #158 (23 de marzo de 2005): Ray




Hemos visionado Ray, una película muy visual y muy sonora sobre el ciego Ray Charles (igual un día alguien hace una película sin imágenes, para ciegos y videntes solidarios). Exxcelente trabajo el de Jaime Zorra, que se Charlifica totalmente, igual hasta ha perdido la vista el tío al acabar el rodaje; muy muy bien. (Y oscar que te pego, claro, ahora entiendo que no se lo diesen a Di Caprio a pesar de lo bien que lo hizo también). Bueno, pues la música genial, dan ganas de hacerse con las Collected Works de Ray Charles; y muy bien la ambientación, el tema del racismo, etc. etc. A verla, americanistas, running.

El problema con las biopics que se llaman ahora, "biopelis", es que claro, una vida no tiene forma de peli, en general, y hay que dársela, y eso conlleva narrativización, ficcionalización, reinterpretaciones retroactivas, y todas esas cosas que nos gusta estudiar a los narratólogos. Hay que crear un argumento organizado con una vida, que es desorganizada (y la del rey Charles bastante, al parecer). En parte eso se hace quitando años a porrón, para abreviar (a Hughes le hicieron eso en El Aviador, y aquí nos ahorran los últimos cuarenta años de Ray Charles, por acabar pronto —al espectador le daba un algo, si no). Y la inyección de coherencia que organiza la película es mostrar cómo Ray, a medida que triunfa, se va hundiendo más y más en complicaciones: 1) Trauma de culpabilidad: de niño vio cómo se ahogaba un hermanito suyo en un barreño y no hizo nada; ahora le obsesiona y ve agua y niños ahogados por todas partes. 2) Drogas: se sube al caballo, y luego a ver quién baja en pleno galope. 3) Adulterio: tiene su casita fija montada, pero se lo monta también con todas las Charlettes de su banda, llegando a situaciones embarazosas. La solución de la película es también la solución de las complicaciones: muere por sobredosis su amante, y Ray se fuerza a dejar las drogas en un descenso al infierno. Allí se le aparece su madre, que le había enseñado a ser un tipo digno, y no un tullido, para decirle que las drogas lo han convertido en un tullido after all. También el fantasma de su hermanito se aparece para perdonarlo. Y remontando a la superficie, termina la película asegurándonos que Carlos el Rayo no volvió a probar las drogas. De paso también se ha perdonado a sí mismo, superando el trauma, y está muerta la "otra"; su mujer se muestra comprensiva, y lo acompaña en el homenaje de desagravio que le hace el Estado de Georgia por su racismo anterior. Total: que teníamos una vida, y ahora tenemos un argumento, con Ray destraumado, triunfador, abstemio, monógamo e integrado en los USA. Vamos, que no le operan la vista de milagro. Ah, la vida es más complicada que todo eso cuando la miras de cerca... pero ¿a quién le interesan los flecos?



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Retropost #157 (22 de marzo de 2005): La Comisión Fantasma


Por cierto, también solicito en nuestra reunión de ayer, de la comisión de Filología Inglesa, que el Departamento debería hablar de la reforma de las titulaciones y adoptar una postura al respecto, establecer lo que se considera deseable, para poder opinar sobre las propuestas que se vayan desarrollando, en lugar de ir a remolque. Hago notar, por ejemplo, que en la cuestión del grado se ha postpuesto una decisión hasta que ya nos encontramos con la decisión tomada sin haber podido intervenir en ella por no tener postura al respecto (no deja de ser irónico que el Departamento apoye oficialmente la propuesta de Estudios Ingleses sólo cuando ésta ya ha sido descartada por el grupo de trabajo de Humanidades). De la misma manera, arguyo, el Departamento debería plantearse qué futuros estudios de postgrado son deseables, cuál debería ser su orientación, estructura, etc., antes de que nos llegue el plan hecho desde fuera. Es decir, que hay que tratar ya globalmente el tema de los másters que vaya a haber de inglés: incluirlo como un punto del orden del día en un Consejo de Departamento, o delegarlo a la comisión de Docencia, o a la de Planes de Estudios, a la que se vea más adecuada como representante de todo el Departamento, para hacer un estudio preliminar. Pero la Dirección, y la comisión en su mayoría, opina que no procede todavía hablar de este tema. Así que pido que conste en acta que yo he solicitado (una vez más) que se trate el tema de los másters, y que no se ha considerado oportuno que se trate. Es, si se piensa, bastante increíble: que pillados en un proceso de reforma como el que se nos avecina, no se establezca un plan de trabajo con vistas a él. En fin, qué se le va a hacer. Supongo que los distintos grupitos se van buscando la vida cada cual por su propio camino o su estudio propio, para presentarle luego al Departamento el trabajo ya hecho en petit comité, y que se aprueben los hechos consumados, y los másters ya organizados, con un mínimo de discusión previa por parte del Departamento, que se supone que es el que coordina las enseñanzas en su área de conocimiento, según los estatutos de la Universidad.
También solicito que se determine si existe la Comisión de Planes de Estudios del Departamento, y las respuestas son llamativas: unos creen que no existe, otros que sí pero que no tiene otros miembros que el presidente y el secretario... a lo que yo recuerdo que no es así, que yo por ejemplo soy miembro (pueden verse las memorias del Departamento en su página web), y que esta comisión debería disolverse, reelegirse, pues no se renovó en las últimas eleccciones, cuando se me dijo también que no existía. y ponerse a trabajar sobre este proceso de reforma. Pero a nadie le interesa ni esta comisión ni el trabajo que debería hacer... Por cierto, que yo quiero darme de baja de ella, para eso quiero que se renueve. No tiene sentido estar en una comisión tan inoperante, a la que su presidenta se niega a convocar para que trabaje, y donde se cuenta con un único miembro activo, el secretario, que parece desconocer que hay otras personas en la comisión que también deberían opinar. Y además es de muy dudosa legitimidad que lleve más de diez años sin renovarse su composición.





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Gaviota y campana 2

Gaviota y campana 2

sábado, 29 de agosto de 2015

Retropost #156 (21 de marzo de 2005): Audax ignorantia


Nueva reunión de la Comisión de Filología Inglesa, para darnos información detallada de las últimas propuestas en la reforma de los planes de estudio de Filología, y (por fin) adoptar una postura al respecto.

Al parecer, el grupo de trabajo de Filología que elabora un proyecto con vistas al libro blanco del título para la ANECA ha descartado ya definitivamente la posibilidad de un grado propio de Estudios Ingleses, proyecto de grado que venía impulsado por la representante de los departamentos de Filología Inglesa y de AEDEAN en ese grupo. La estructura de titulaciones queda como sigue. Los estudios de grado durarán, en esta propuesta, cuatro años. Habrá un grado de español (o castellano, todavía no se sabe; esto debe ser aún más delicado que lo del catalán y valenciano); otro de catalán, otro de gallego y otro de vasco. Estos se llamarán de "Lengua y Literatura" (no "filología"). También hay "Lenguas y Literaturas Clásicas". Y luego hay grados de "Lenguas europeas modernas" (ojo, no "lenguas y literaturas" ni "lenguas y culturas), y "Lenguas y culturas de Asia y África (¿) (sic)". Bueno, queda claro por lo menos que no se estudiarán lenguas amerindias ni oceánicas. Además, hay dos grados "transversales", en "Lingüística teórica y aplicada" y "Estudios literarios". La estructura propuesta es la de "major" (o, sic, "maior") y "minor", con dos lenguas en todas las titulaciones. El "maior" en una disciplina se obtiene con el 40% de un total de 240 créditos, el "minor" con el 20%.

No queda claro todavía si la representante de Filología Inglesa va a aceptar ese consenso de los demás miembros, sumándose a la propuesta, o si hará un voto propio rompiendo el tan deseado consenso que buscaba la ANECA al establecer este grupo de trabajo entre las distintas Filologías. En mi opinión, si realmente representa a los Departamentos de Filología Inglesa, debería defender un grado propio en Estudios Ingleses. Es lo que apoya la AEDEAN, al menos. Se ha redactado un comunicado para la prensa protestando por la desaparición de un grado propio en inglés, aportando datos que sostienen la posición excepcionalmente destacada de esta lengua tanto en influencia mundial como en implantación y demanda en la Universidad española. Se solicita por tanto un grado en estudios ingleses, siendo ésta la propuesta que parece haber sido la que ha reunido un consenso más generalizado en la profesión (de hecho apenas ha habido amagos de propuestas alternativas).

Y también es éste el consenso que aprueba la Comisión de nuestro departamento hoy. Pero con mi voto particular en contra. Solicito que conste éste en acta, así como su explicación: que actualmente impartimos enseñanzas que conducen a una titulación que es la propia de nuestra área de conocimiento tal como está oficialmente definida: Filología Inglesa. Y que eso no sucederá si la titulación de nuestros alumnos ya no supone de modo inequívoco una especialización en nuestra área de conocimiento. Se me argumenta que seguramente cambiará el nombre del área de conocimiento – ¿por cuál? Por "profesores de idiomas", o "de inglés", seguramente. Más de uno se va a sentir más extrañamente ubicado allí que en Filología Inglesa – y eso que aquí nadie parece considerarse un anglista, o sea, un especialista en Filología Inglesa: la gente se tiende a considerar o bien "lingüistas" o bien "literatos" (de lingüística o literatura inglesa, quiero suponer) pero no hay conciencia de pertenecer a la misma área de conocimiento más que como una molestia, o una ficción (una ficción muy útil, a veces, para inhibirse diciendo "yo en eso no soy especialista").

En fin, que a estas alturas, y a título de mero acto gratuito, por puro principio, debo de ser el único profesor del área de conocimiento de Filología Inglesa que está interesado en que exista una titulación en Filología Inglesa. Debe ser una postura absurda, siendo tan poco de donde va Vicente... y sin embargo, a mí se me hace mucho más obvio el absurdo de la postura que sostiene el resto de la profesión. Y pase lo de Estudios Ingleses (hasta he jugado a dos bandas, firmando en apoyo de que exista esa titulación), pero es que muchos representantes de Filología Inglesa se contentan con "lenguas europeas".

A este respecto, introduzco también una puntualización que debería hacerse al documento de la Comisión. En su subdivisión geográfica del planeta, han olvidado que el inglés no es una lengua europea. Lo fue en sus orígenes, sin duda. Pero hoy es la única lengua mundial. No lo es el chino. No lo es el español, aunque estas lenguas sean en cierto modo intercontinentales, cada cual a su manera. No lo fue el latín, que nunca tuvo mucho predicamento en China o en la India.
El inglés es la lengua más importante del mundo, la primera lengua universal que ha aparecido en la historia de la humanidad (argumento, por cierto, que no esgrimen los defensores de los Estudios Ingleses). Y se pretende que esta lengua no tenga una titulación propia en España. Como si pudiésemos volver en este aspecto a los años cincuenta. Quien propone semejante cosa, puede hacerlo en parte por intereses inconfesos, que sin duda los hay y muchos. Pero sin que haya también mucha pura y simple IGNORANCIA no se entiende el atrevimiento de semejante propuesta. Sic enim audet audax ignorantia, por si está más claro.



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Retropost #155 (20 de marzo de 2005): Blogtrotting



Pongo comentarios en Por la Boca muere el Pez, sobre nuestra erosión insostenible del paisaje; y en el Guardian Newsblog, sobre las estatuas de Franco. Aunque sobre las estatuas de Franco, las palomas siempre han sido las primeras en añadir comentarios. Y la erosión del paisaje bien entendida comienza por retirar las estatuas de Franco: en Alemania no tienen de Hitler, ni en Francia de Pétain.

Mando los datos del blog a Blogwise, que ordena los blogs por temas, geográficamente, etc. Y poco despúes, no 55 días después, como me habían amenazado, me contestan para decir que ya estoy incluido, aquí. Y parece que por fin voy consiguiendo que me incluyan también en una comunidad local de blogs aragoneses,Planeta Aragón, de Blogdigger, donde no estaba obvio cómo registrarse. Hay tantas páginas, herramientas y tecnología que cuesta dar con la que te sirve realmente para cubrir mínimos sin dedicarte ya a tiempo completo a las novedades de internet...

También empiezo a manejar las herramientas de clasificar los artículos por temas y de añadir etiquetas, en Blogia. A ver si no me canso. Hasta les pongo título a los artículos... de momento sólo en Blogia, en mi web sigo con la marcha de siempre. Por cierto, parece ser que los buscadores no encuentran los contenidos de los weblogs (de Blogia al menos) pero sí los de mi blog a pedales: una buena razón para duplicar esfuerzos.

Tras un rato de poner títulos, compruebo que los artículos con tags puestos en Blogia sí aparecen también en Technorati. Bueno, por fin he conseguido eso. Ahora a por la siguiente dificultad insoluble.

jill.txt anuncia un nuevo libro sobre blogs, Use of Blogs, en el que participa ella; lo publicará Peter Lang. Aquí está el plan, en la web de Axel Bruns, que lo coedita con Joanne Jacobs.

Y está muy interesante el artículo "Revisiting the Spanish Blogosphere" (de Merelo, Orihuela, Ruiz y Tricas) que puede encontrarse junto con otras cosas interesantes a través de la web de fernand0 Tricas, éste sobre la evolución de las redes sociales establecidas por los weblogs, escrito por él en colaboración con J. J. Merelo y Beatriz Prieto. También me entero allí de este divertido artículo de Edward Tufte contra el Powerpoint, en Wired: "Powerpoint Is Evil: Power Corrupts. Powerpoint Corrupts Absolutely". Con lo de moda que está eso de pasar filminas y leerlas...
En el blog de Bruce Sterling hay un borrador del manifiesto que se prepara para la cumbre de Madrid, sobre la relación entre Internet, control, terrorismo y democracia:"The Infrastructure of Democracy". Es una defensa de la libertad en Internet, de la legitimidad y beneficios del anonimato, de la prudencia a la hora de interferir los Estados con el estado de la red, etc. Admiten sugerencias.






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Chaos and the Emergence of Order in Evolutionary Cosmology: Two Classical Accounts

Primordial chaos may precede the Universe, and all its objects and its laws—up to the basic constituents of matter and the laws of physics. Or mathematics itself. All of these "timeless" realities may turn out to be contingent— the result of an evolutionary process.

The evolutionary cosmology proposed by Roberto Mangabeira Unger and Lee Smolin in The Singular Universe and the Reality of Time (2015) is a high bid for the preeminence of cosmology as the ground and basis of science, over against physics. This amounts to an overthrowing of the Newtonian paradigm as it has been unwittingly perpetuated by the "new" physics of the twentieth century. Both Newtonian and Einsteinian physics assume a body of laws of nature, and of basic constituents of nature, which is eternal, outside time,  preexisting change and ruling it. The preeminence of time and evolution (and of cosmology) above physics would lead us, instead, to assume the preeminence of change, and to admit the variability both of the laws of physics, at least in the crucial cosmogonic events, and of the basic constituents of nature. We may thus speak of an emerging evolutionary paradigm in physics and cosmology.

Note that Darwin's theory of biological evolution scrapped the notion of eternal kinds in Nature at the level of biological species, but it did not apply behyond its intended scope, living beings. Laplace's cosmology and Lyell's geology likewise showed that astronomical bodies may be subject to history and evolution. They did not however deny the eternity of such kinds of natural "bodies" as the elementary particles, however conceived, nor to the basic laws of their interaction.

Unger and Smolin raise the stakes, arguing that radical and universal evolutionism leaves no place "outside time" for any such laws or kinds to reside. Everything is subject to time, and therefore even the basic principles of order, not to mention the elementary constituents of nature, are historical and contingent, the product of evolution, rather than the visible script of a transcendental catalogue of kinds.

The Singular Universe and the Reality of Time is an important volume in the philosophy of science, and I warmly encourage its reading. Its reconceptualization has far-reaching consequences for our current notions of science, of natural laws and phenomena, of physics and of mathematics—even mathematics, yes, because nothing escapes this radical overhauling of the role of time. Mathematical realities are by definition outside time. In Unger and Smolin's view, this would make them into a technique for dealing with the world from a certain perspective, and would demote mathematics from its current ambitious position as "God's grammar" or as the privileged key to the structure of the universe. Mathematics, instead, may be a misleading cognitive instrument when applied beyond its proper scope—an example would be the use of the mathematical notion of infinity in conceptualizing and representing cosmological critical events such as the Big Bang or black holes. Such extreme events would be misrepresented by a mathematical fiction such as infinity, giving rise to the current notion of Singularity—which according to Unger and Smolin is mistaken, and involves scientific research in unresolvable paradoxes as well as unnecessarily limiting the scope of scientific research.

But I digress. I wanted to quote a passage of Unger and Smolin's book and show the way it compares to some more classical conceptions in cosmology, which (leaving out the creationist implications) may lead to a reassessment of the classical paradigm in some of its radical evolutionary implications.


Here, in pre-scientific and pre-philosophical language, is an account of the relation between the present universe and the early universe. This account accords with what we know about the history of the universe. It suggests why the mutability and the stability of the laws of nature may be a feature of this history. It shows how the same processes that give rise to the stability may also produce the mutability.
     The mutability of the laws of nature ceases to contradict their stability, and begins to complement it, once we place both the stability and the mutability in the context of a historical view. It is only when we treat the stability and the mutability of the laws of nature without regard to the historical character of the universe that they appear to contradict each other.
     Imagine the present, cooled-down universe, in comparison to the universe in its fiery and formative stage, as a living corpse: with limited kinetic energy, temperature, and degrees of freedom, with an established structure, and with enduring regularities—the laws of nature. Yet there was a time, of extreme density and temperature, when the distinction between states of affairs and regularities was unclear (a time that can be described alternately as one of law-giving or of lawlessness), when the present division of nature into well-defined constituents was not yet established, and when the phenomena were excited to much higher degrees of freedom than those enjoyed by the living corpse. The unexplained values of the dimensionless constants or parameters of nature may have their origins in the process by which this formative moment gave rise to the ensuing regularities and structures.
     This rudimentary account—a stylized interpretation of certain central features of the history of the universe, such as contemporary cosmology represents it—distinguishes between relatively brief and formative moments of extreme density, kinetic energy, and temperature and the relatively long periods, subsequent to these moments, of lesser density, kinetic energy, and temperature, in which a universe is worked out. We have increasing reason to think that these formative moments of extreme density and temperature, resulting in a new universe, recur. (Roberto Mangabeira Unger, in Unger and Smolin 2015, 267-68)

Compare now a classical account, ultimately deriving from Greek cosmology, via Lucretius, as assimilated and retold (with the creationist additions which I am now asking to mentally delete) by the Christian tradition in which the universe is not eternal and everything in Nature has an origin—even the basic ingredients of nature, even the most basic laws and regularities. In Abraham Cowley's epic Davideis (c. 1640) we find an excursus on the role of music (read Pythagorean harmony, law or proportion) in the Universe. To my mind it reads, in some respects, like a versification of the previous passage from Roberto Mangabeira Unger:

 

Tell me, O Muse (for thou or none canst tell
The mystic powers that in blest numbers dwell,
Thou their great nature knowst, nor is it fit
This noblest gem of thine own crown to omit),
Tell me from whence these heavenly charms arise;
Teach the dull world t'admire what they despise.
     As first a various unformed hint we find
Rise in some godlike poet's fertile mind,
Till all the parts and words their places take,
And with just marches verse and music make,
Such was God's poem, this world's new essay;
So wild and rude in its first draught it lay;
Th' ungoverned parts no correspondence knew,
And artless war from thwarting motions grew;
Till they to number and fixed rules were brought
By the eternal mind's poetic thought.
Water and air he for the tenor chose,
Earth made the base, the treble flame arose;
To th' active moon a quick brisk stroke he gave,
To Saturn's string a touch more soft and grave.
The motions straight and round and swift and slow
And short and long were mixed and woven so,
Did in such artful figures smoothly fall,
As made this decent measured dance of all.
And this is music: sounds that charm our ears
Are but one dressing that rich science wears.
Though no man hear't, though no man it rehearse,
Yet will there still be music in my verse.

new turner


We find here an account of Chaos preceding not just the present objects and forms in the universe, but preceding order and law itself. Laws, in Cowley's view (mentally bar, I insist, the "Godlike creative mind" designing the creation) are emergent—they are produced in the course of creative evolution, just as the "elements" themselves. Note that while Cowley's view may seem naively creationist from the standopoint of twentieth century science, science under this paradigm might seem equally naive in assuming that its own elements (e.g. "iron", "carbon", "protons", "quarks") and its own laws ("the speed of light", "the law of gravitation") as well as any regularities, might be basic preexisting conditions and constants, exempt from emergence and evolution, rather than created and emergent (i.e. contingent) productions themselves, the result of the "chaotic" interaction of "thwarting motions".

I already compared Cowley's passage to the cosmological account presented in Andrew Lange's Segre Lecture, "How Did the Universe Begin". That is, we are not dealing here with matters of specific wording and mere coincidence, but with a persistently returning perspective on the nature of the universe, of order and of its necessary change—an evolutionary perspective which will keep returning because it reflects some of our deepest insights about the universe and its transcience.





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Chaos and the Emergence of Order — at Ibercampus

Ilustración para thriller escandinavo

Illustración para thriller escandinavo

Critical Discourse Analysis articles by Norman Fairclough

Fairclough.N by Anonymous Cf1sgnntBJ

viernes, 28 de agosto de 2015

A Brief History of Humankind with Yuval Noah Harari





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Sociology & Criminology

Del correo de hoy:

Dear Dr. José Angel García Landa:

 Greetings from Journal of SOCIOLOGY AND CRIMINOLOGY

At the outset, we would like to appreciate your eminent contribution towards the new views and thoughts in the field of social sciences. We have been through your articles and we are enthralled to know about your reputation and commitment in your field.. Thus on behalf of the Journal, we request you to present your research as a case report/ research/ mini - full review article for our upcoming issue. We strongly believe that this potential research would be beneficial to the people working in this field. We strongly support Open Access initiative and promise International Standards of publication following Robust Peer-Review through Editorial Tracking System. The accepted papers (after peer-review) will be published within 7-10 days. We would truly gratify and appreciate receiving your submission before September 20, 2015 Else you can submit it as per your convenience. As the submitted papers undergo a robust peer-review (which usually takes time), early submissions would be deeply appreciated. Kindly let us know your feasibility regarding submission






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Techno-Religions and Silicon Prophets


Retropost #155 (19 de marzo de 2005): The Quatermass Xperiment



Tras veinte años de espera, consigo ver The Quatermass Xperiment, uno de los clásicos del cine de ciencia ficción, por gentileza de MFA. Británica, mediados de los cincuenta; resulta ser un cruce entre Vampyr, The Thing from Outer Space y The Blob. Y Frankenstein, claro, con el Dr. Quatermass como el científico, ambivalentemente presentado, que no duda en arriesgar a otros y la humanidad entera por amor a la pura investigación. Hasta huye el infortunado astronauta muy a lo monstruo, campo a través, y hay una escena de homenaje con niña y todo. La evolución del humano a pulpo espacial me recuerda una especulación recogida en Velocidad de Escape, de Mark Dery, donde nos decían que a pesar de sus limitaciones estéticas, ese cuerpo sería el que mejor daría de sí en la ingravidez. Algunos se apuntarían ya... Por cierto, que luego me ha hecho soñar con un pulpo humano, como uno que se ve en Chimaera, que lo compraba vivo en el mercado y luego no me apetecía comérmelo. Viva la ciencia ficción pasada de moda, la de The Twilight Zone etc etc.; proporciona placeres propios y muy suyos que no puede dar la que es contemporánea nuestra. Da una sensación especial el ver los futuros pasados. Aunque, ay, esta ya casi es contemporánea nuestra, según cómo contemos; cómo se queman etapas, y cómo vamos de cabeza al pasado... El estudio de radio nada más, o los bomberos, merecen un capítulo aparte en Quatermass. Pronto veremos la segunda parte. También veo Piratas del Caribe, pero esa carece de aura para mí; la tendrá para los niños que la ven ahora




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Álvaro su cabeza

Álvaro su cabeza

Retropost #154 (18 de marzo de 2005): Que hablen aunque sea mal



Frente a las noticias alarmistas sobre blogueros despedidos, presenta Tim Bray la otra cara de la moneda: It’s not dangerous. Nos proporciona "Ten reasons why blogging is good for your career". El blogueo es bueno para la carrera de uno: para promocionarse, para hacerse visible, para hacer contactos, desarrollar las capacidades comunicativas, conocer mejor la profesión, tener protección mediática, estar familiarizado con los nuevos medios cruciales en cualquier carrera.... vamos, una bicoca. (Igual resulta que me estoy colocando en la pole position para una promoción, "jejé"). Todo dependerá, digo yo más bien, de cómo se bloguee, y para qué; hay muchas maneras distintas en el que un blog puede promocionar tu carrera o interferir con ella, supongo. (Llego a Bray by way of Loïc Le Meur, que tiene un blog sobre blogs muy interesante para blogueros, valga la rebuznancia).





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Edwin Muir - The Structure of the Novel



Notes from Edwin Muir's The Structure of the Novel, 1928 (London: Chatto and Windus, 1979).


1. Novels of Action and Character

8- Lubbock (The Craft of Fiction) lacks a general concept of structure beyond point of view; a narrow approach. Forster (Aspects of the Novel) is unanalytical.

9- Carruthers's organicism (John Carruthers, Scheherezade; or The Future of the English Novel) sees in the novel only the pattern of life. Forster and Carruthers forget what is specific in the novel.

11- "It is axiomatic that the pattern of no novel, however formless, can ever be so formless as life as we see it; for even Ulysses is less confusing than Dublin."

12- The laws of the novel art beyond the control of the novelist. Jamesian novel as a narrowing and minor offshoot;

13- Muir vs. deliberate form; these novels will be absorbed by the mainstream.

14- Muir vs. Lubbock's one-sided valuation; "all the main forms of the novel are good".

15.  Muir opposes limited terms such as 'pattern', 'rhythm', 'surface', 'point of view': "Applied to works of the first rank, that vocabulary is ridiculously inadequate"; it derives from James.

16- 'Plot' is outside this danger; "It is a definite term, it is a literary term, and it is universally applicable. It can be used in the widest popular sense. It designates for everyone, not merely for the critic, the chain of events in a story and the principle which knits it together." They are differentiated by the order or events.

17- Here Muir will provide mainly "a survey of some of the main plots, each with its interior principle, which the novel has used." His approach is descriptive, not prescriptive. "The most simple form of prose fiction is the story, which records a succession of events, generally marvellous." It appeals "to our irresponsible curiosity."

18- In the story there is an absence of plot, an arbitrary freedom.

Romance also draws on curiosity, but substitutes a sequence for a string of happenings, a single complicated action for a series of actions. There is also anticipation, fear, etc. The happy end is a necessary consequence.

"Irresponsible delight in vigorous events, then, is what charms us in the novel of action." Weaving and unraveling the plot; characterization is rough, incidental to plot.

21- Large audience for a work of fiction goes along with little merit. "All these stories imply by their nature a deviation from normal civilized life".

22- They provide a temporary escape from life, they are unreflective.

23- Their plot is in accordance with our wishes, not our knowledge, "a fantasy of desire rather than a picture of life". In the novel of character, "the action is subservient to them" (to characters).

24- The novel of character focuses on a typical situation, with specific consequences (e.g. Vanity Fair, vs. Treasure Island). Characters are complete from the beginning. Flat? Muir advocates flatness; they are a necessay vehicle for these novelists' vision of life.

26- The novelist must simply make the characters move and interact (with a satirical or humorous or critical delineation).

27- Both types of novel may be mixed.

31- "The plot of Tom Jones is an adroitly constructed framework for a picture of life, rather than an unfolding action."

32- The novel of character as a picture of society.

35- Scott is best as a novelist of character, and his characters are "wooden and unreal" (!!). Action vs. character in him,

36- both are good but they form an uneasy combination.

37- Dickens's plots "had no literary function at all" (!!!).

38- Thackeray drops the convention of the ambulating hero and portrays characters in different places at his will, making them meet.

40- From Vanity Fair on,  "the plot should not appear to be a plot".


2. The Dramatic Novel [organic form]

41- "the hiatus between the character and the plot disappears." Integration and mutual determination between them. Changing characters; similar to a poetic tragedy (the novel of character is similar to a  comedy).

42- Jane Austen as the model (but she is incapable of the tragic note). Intensification achieved by confinement to one circle of life; Pride and Prejudice, et.

45- "strict interior causation" in Austen; no hiatus between chararacters and action in the dramatic novel, as there is one in the novel of characters and in the novel of action. The novel of character underlines the contrast between appearances and reality; while "The dramatic novel shows that both appearance and reality are the same, and that character is action, and action character." The dramatic nature of plot [characterized by Muir as an organic integration, in the style of the New Critics, although he does not use the term] ensures a logical and spontaneous development.

48- The dramatic novel shows both necessity and freedom [cf. the opposition novel of character / novel of action].

50- Dangers of overstressing either necessity or freedom (cf. Jude the Obscure vs. Jane Eyre); scenes of dramatic plot are not self-sufficient,

57- nor dramatic characters. "In the very conception of them there is the problem of time."

58- The ending is the end of both plot and characterisation (unlike the other kinds of novel). The dramatic novel moves towards equilibrium or death (from a static initial situation).

59- A narrow circle, shut off from the arbitrary interference of the external world; its logic is given necessity through limits. "The plot of the character novel is expansive, the plot of the dramatic novel intensive."

60- It is an image of a mode of experience, while the character novel is an image of a mode of existence.

61- The strength of each type comes from its limitations; the importance of reasonable limitations.



3. Time and Space

62-63- "the imaginative world of the dramatic novel is in Time, the imaginative world of the character novel in Space." Individual vs. social values (dramatic novel / character novel); "they are . . . two distinct modes of seeing life: in Time, personally, and in Space, socially."

64- "Spatial" plots vs. developmental dramatic plots. "In the one we shall find a loosely woven pattern, in the other the logic of causality."

65- A more visually intense realization of the scene in the dramatic novel. The dramatic novel is more universalised and abstract.

68- Time seems to linger in the character novel, and to fly in the dramatic novel.

69- [Moby Dick as dramatic novel!];
—a "prescience of something definite to come" in the dramatic novel.

74- This is partly caused by the author's foreknowledge,

75- —or by the expectations of the characters.

81- "The great character creations  . . . are beyond time and change." Characters from a character novel caught in a dramatic plot:

84- "Dickens's mistake harms Micawber, as Shakespeare's, marvellous as it is, harms Falstaff." [Now the novel of character has a universal significance for Muir]

85- Character in the novel as a movement in a symphony; the character novel is equivalent to a picture; we get an intensity of spatial reality. Character as single figures vs. the crowd as character.

But "Why should not the action develop with equal freedom in Time and in Space?  (next chapter).



4. The Chronicle


88- "The dramatic novel is limited in Space and free in Time, the character novel limited in Time and free in Space" (concentration gives intensity; typicality is made possible by unchangeability).

89- Universality and particularity in art: annihilation of time or space produces universalization (cf. the sculptor or the musicians). [Similar to the Romantic theory of the symbol: the universal is suggested through the particular - JAGL].

93- They also correspond to our experience of life and time: seeing our own typicality; life seen in perspective by means of aesthetic vision.

War and Peace is a "chronicle", as a view of society in time. "Life" as the sole point of reference. A strict framework (1), with an arbitrary and careless progression (2); (1 makes for universality, 2 for particularity). The speed of time is not determined by the intensity of the action:

98- it has on the contrary a cold and deadly regularity which is external to the characters and unaffected by them.

99- Time appears as an inhuman necessity,

100- Life as both confusion and meaning.

101- Destiny measures time in the dramatic novel; in the chronicle it is not measured by human happenings.

103-4- Time is internal in the dramatic novel, external in the chronicle.

105- Muir notes "the unavoidable relativity of action in the chronicle".

None of the divisions of the novel is objectively more valid than this one.

104-8- In the chronicle, the action and destinies of the characters seem accidental because they are set in a wider frame.

109- Action should be accidental, it disposes arbitrarily of human life.

111- Fate, visible in the dramatic novel, remains a mystery in the chronicle. It is often animated by a religious conception.

112- Human accident is opposed here to transcendental law, not guided by cause and effect.

113- The limitations of the novel form come from the limitations of our vision of the world, in terms of time, space and causality. (This is salient, not only form).

114- Muir emphasizes the creative act of limitation.



5. The Period Novel and Later Developments

115- "The chronicle is the ruling convention of the novel at present: the most consistently practised, the most highly thought of." "All the same, the most striking achievements of the contemporary novel lie outside the chronicle."

116- Also the period novel, now in decline (e.g. The Forsyte Saga): it shows a section of society in transition. It is not universalizing like the chronicle; it is linked to a particular society and time (a lower achievement).

118- "The bondage of the novel to period has degraded it."

(Cf. Ramon Fernandez's concept of 'recital'). This novel is determined (pre-determined) by an idea. Society appears as an abstract concept, not an imaginative reality; the writer illustrates his ideas about society.

125- Proust's A la recherche du temps perdu is similar to the dramatic novel but the end is not in external action, but in the author's mind. The author did not suceed in separating his novel from himself, "but by a happy stroke of genius he managed to trun this misfortune into an advantage." He gives us both the results and the processes of his imagination, and the effect on himself, and his reflections on effect.

Ulysses as moving in space-time, catching the flux instead of the pattern?

126-7- "Ulysses is a work of extraordinary literary virtuosity, and some of its technical innovations are striking; but in structure it is not revolutionary. Its faults are obvious: its design is arbitrary; its development feeble, its unity questionable." The parts have the same kind of unity as the whole; "Ulysses proceeds by agglomeration, not development." The significance of its symbolism is insufficient—and the symbolism is itself a confession that the work is formless in itself. It is similar to a loose and impressive novel of character.

129- The ideas of flux and time are not suggested by the device of thoughts. Ulysses is better on cliché than on developing character.

131- "The book is a panoramic picture of Dublin, not an impression of the passing of a day." It is better than the old novels of character, but this is unintended.

133- Woolf and Joyce: through their reaction to the period novel, they unconsciously return to the aesthetic tradition and earlier forms.



6. Conclusion


135- The flat character as the product of the 18th-c. changing social order. It is a social image of man, not complete, but true (here Muir argues convincingly against Forster's critique of flat characters in Aspects of the Novel). Flat characters are necessary and can be great creations, but they don't develop (as opposed to the dramatic character).

142- The flat character as the incarnation of habit (it is incapable of surprising us). The dramatic figure is the permanent exception. The dramatic character speaks from his real, not his habitual, self.

144- Forster sees flat characters as a trap for the reader, but Muir insists that we are shown the habitual side of character, but we see through it, and we guess the real self. The dramatic novel as a revelation; the character novel as suggestio facti.

145- Against Dickens's unmasking of flat characters: they are already unmasked.

146- The character novel, the dramatic novel, and the chronicle. This opposition is applicable to othe genres such as drama. There are affinities between Wuthering Heights and a tragedy, Pride and Prejudice as a comedy. (See Northrop Frye's theory of myths for an elaboration on this—JAGL).

148- The character novel is useless onstage, or it is faulty. The novel is born of mixed origins, and has a wide scope.

149- The plot of the novel is necessarily poetic, as that of any other imaginative creation. A positive image of life, or an imaginative judgment of life.

151- It is the function of criticism to underline these durable conventions.







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jueves, 27 de agosto de 2015

Yuval Noah Harari: SAPIENS: A History of Humankind






Retropost #153 (17 de marzo de 2005): Filología Inglesa (y fin)



Pido que se incluya en la última acta del Consejo del Departamento de Filología Inglesa y Alemana esta intervención mía de ayer, sobre la manera en que se ha encarado el proceso de "reforma" de la titulación de Filología Inglesa (es decir, su desaparición):

Deseo que conste en el acta de la reunión del Consejo de Departamento del viernes 18 de marzo de 2005-03-18 la intervención de José Ángel García Landa que sigue (Referente a la aprobación del acta 35 de la Comisión de Filología Inglesa del Departamento de Filología Inglesa y Alemana).

Con respecto al proceso de reforma de grado que se trata en el acta 35 de la Comisión de Filología Inglesa, no me consta que en la reunión de dicha comisión se tomase ningún acuerdo. Se informó sobre la reunión de representantes en Madrid y se dio a conocer el escrito de apoyo al proyecto de grado en Estudios Ingleses, pero se aplazó la toma de resoluciones sobre este punto a la reunión de la Comisión convocada para el próximo lunes día 21.

Quiero manifestar mi desacuerdo con la manera en que se ha llevado todo el proceso de reforma de la titulación, por parte de las distintas Direcciones de este Departamento que se han sucedido recientemente. Jamás se ha tratado este asunto en un punto del orden del día del Consejo de Departamento, y cuando llega hoy es para ser tratado como asunto de trámite o urgente, sin que figure en el orden del día. No se debería haber enfocado así este asunto, pues aunque se pueda considerar que la influencia de nuestro departamento sobre el proceso de reforma pueda ser minúscula, ello no obsta para abordarlo con la máxima seriedad en lo que nos atañe, visto que estamos tratando nada menos que la existencia o continuidad de la principal titulación impartida por este Departamento.

Y no es un asunto que haya venido por sorpresa, pues llevamos mucho tiempo oyendo hablar de la reforma que vendrá, sin haber tomado nunca una postura al respecto. He solicitado reiteradamente en los últimos años que se reuniese la Comisión de Planes de Estudios para tratar el tema, o que se le dedicase un punto del orden del día a la discusión de este proceso de reforma en los Consejos de Departamento, y se ha hecho caso omiso, o se ha aplazado indefinidamente el debate. Han acudido, sí, representantes enviados por la Dirección del Departamento a diversas reuniones que se han celebrado a nivel nacional, pero simplemente nos han informado de lo tratado en esas reuniones. Jamás hemos podido ser una parte activa del proceso de reforma porque jamás hemos adoptado una resolución a este respecto. Los representantes se enviaban "de oficio", sin que llevasen ninguna postura asumida por el Departamento en cuanto tal, pues esa postura nunca se ha debatido ni definido.

No hemos discutido nunca, por ejemplo, si estamos de acuerdo con la desaparición de la titulación de Filología Inglesa. Se supone que hemos apoyado, por defecto, la propuesta acordada por la AEDEAN de un grado en "Estudios Ingleses", siendo que esa propuesta, si bien parece reunir el consenso de la profesión, es enormemente inadecuada, pues supone asentir a la desaparición de la actual titulación de "Filología Inglesa", que es nada menos que la titulación correspondiente al área de conocimiento a la que pertenecen los profesores que la imparten en este Departamento. "Estudios Ingleses" será un grado que mantenga ciertas afinidades con "Filología Inglesa", pero no es en modo alguno el nombre de un área de conocimiento con entidad oficial. Y no se ha abierto ninguna discusión al respecto en este Departamento, ni ha existido un canal institucional que permita transmitir a las reuniones a nivel nacional las propuestas que disientan del consenso organizado en torno a la propuesta de grado en "Estudios Ingleses".

Quiero decir también que yo sí he firmado ahora el impreso de apoyo a la titulación en "Estudios Ingleses" – qué remedio nos queda a estas alturas que apoyar todos esa opción. Pero creo que la profesión en su conjunto, y este departamento en concreto, ha abordado el proceso de reforma de las titulaciones de forma muy pasiva y poco responsable, con muy escasa consciencia de lo que está en juego para la continuidad de nuestra disciplina.




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Retropost #152 (16 de marzo de 2005): Poder simbólico



Es curiosa la jerarquía existente entre los "Cuerpos Docentes Universitarios", que son, según la Ley Orgánica de Universidades actualmente vigente:

a) Catedráticos de Universidad
b) Profesores Titulares de Universidad
c) Catedráticos de Escuela Universitaria
d) Profesores Titulares de Escuela Universitaria

Los dos primeros cuerpos, compuestos necesariamente por Doctores, tienen plena capacidad docente e investigadora. El tercero y cuarto, para los cuales no es requisito el Doctorado, tienen plena capacidad docente, e investigadora también si el profesor en cuestión es además Doctor.

Las diferencias son a veces cuestiones de sueldo, a veces cuestiones de encargo docente, a veces de exclusividad o prioridad a la hora de constituir tribunales de habilitaciones, de oposiciones o de reclamaciones, o de ocupar cargos. Así pues, los tribunales de oposición de Catedrático están constituidos únicamente por catedráticos, mientras que en los de Titulares participan profesores titulares y preside un catedrático. El sueldo base es el mismo para Profesores Titulares y Catedráticos; unos complementos son mayores para los Titulares, otros mayores para los Catedráticos: en conjunto es más elevado el sueldo de Catedrático. Los catedráticos tienen exclusividad para constituir por ejemplo la comisión de reclamaciones, y para ocupar el cargo de rector. Con la LRU, anterior a la LOU, tenían preferencia también para ocupar el puesto de director de departamento, pero esa diferencia ha sido suprimida en la nueva ley.

A lo que voy es que los dos cuerpos están igualados en todos los aspectos en los que no especifica la ley una diferencia, y sin embargo un aura especial rodea a los catedráticos. ¿Por qué?

- Por el mayor sueldo. Indiscutible (aunque tampoco es para forrarse - ni menos para venderse).

- Por haber superado una prueba más de selección. Esto suele imponer respeto intelectual. Claro que, como muchas veces está viciado el sistema, siempre queda la duda de si es catedrático quien más lo merece, caso frecuente, o quien más a tiro se ha puesto, caso también frecuente. Sea como sea, el éxito de la estrategia también impone respeto intelectual. (Como prueba de que se está o bien ante un listo, o bien ante un listillo).

- Por tradición: En tiempos pasados en la universidad, previos a la implantación de la estructura departamental (y a la democracia), los catedráticos hacían y deshacían, contrataban y despedían, en sus "cátedras", de las cuales eran el centro, con una nube de satélites subordinados girando alrededor. Hay que dejar claro que esta situación, si se perpetúa, carece de apoyatura legal alguna. Sin llegar a esos extremos, los catedráticos suelen gozar de privilegios que en realidad la ley no les otorga. En parte,

- Por redes de influencia: en general llegan a ser catedráticos los profesores con mayor "implantación" en las redes de poder, influencias y dependencias de cada universidad. Y esto se retroalimenta: un profesor que goza ya de cierta influencia o contactos, los ve reforzados al entrar en el club de los catedráticos.

Por todo esto, a quien quiera ser un profesional influyente en la Universidad le vale la pena hacerse catedrático, al margen del aumento de sueldo. Tendrá un poder simbólico superior al real, y eso agrada. La contrapartida: un catedrático se apunta de hecho al sistema de contactos y privilegios por el cual, para empezar, merece más atención otro catedrático que otra persona, por ejemplo a la hora de hacer recomendaciones que atañen a "su" departamento (en tribunales, etc.), y debe defender los privilegios de que goza su cuerpo, tengan éstos o no apoyo en la ley. A veces esta defensa mutua de los corrales propios y ajenos, y de los privilegios propios y ajenos, lleva a curiosas distorsiones del sistema, o curiosas arbitrariedades, que suelen hacerse con la cara más larga y más de palo posible. Y esto sí es una servidumbre considerable.

Creo que, aunque los catedráticos estén obviamente interesados en conservar su poder simbólico más allá de la letra de la ley, es deber (y conveniencia) de los otros profesores el recordarles que sus privilegios son los que marcan las leyes, y no otros. Y tratar de reducirlos allá donde no sean razonables ni estén justificados. Hay que hacerlo aunque sólo sea por modernidad: estas batallitas son pequeñas escaramuzas en la historia de la decadencia del feudalismo. Decadencia, pero ya, ya... hay mucho poder simbólico aún, y en algunos profesores, mucho miedo a desagradar a los catedráticos.

Mañana votamos en el Consejo de Departamento un baremo que sirva para asignar docencia a la hora de establecer el plan de estudios. Antes, elegía primero el catedrático, luego el titular más antiguo, etc., en escala descendente de cuerpos y antigüedad. Fue un hito la aprobación de un baremo que permitía, si se solicitaba su aplicación, saltarse esta jerarquía de cuerpos y antigüedad y apelar a otros méritos (es más "democrático", en cierto modo, aunque puede también llevar a conflictos que no se darían con un sistema rígido e igual para todos). Mañana vamos a estudiar una reforma de ese baremo. Y se va a proponer que se modifique un punto, entre otros. El baremo da puntos por diversas cosas: pertenencia a cuerpos (más puntos a catedrático que a titular, y así sucesivamente), antigüedad, méritos docentes, méritos de investigación, etc. Pues bien, en el apartado "antigüedad" se dan actualmente también más puntos a los cuerpos "superiores" y menos a los "inferiores", reduplicando en cierto modo la puntuación ya dada por cuerpos en el primer criterio. La petición será: que se cambie, para dar la misma puntuación por año de antigüedad a todos los profesores, sean del cuerpo que sean.

Esto es, naturalmente, irrelevante a efectos prácticos. Pero tiene cierto interés simbólico, o sintomático, para quien ve estas cosas de cerca. ¿Habrá debate? ¿Habrá drama? Ya lo contaré aquí. Si se acepta sin chistar, buena señal.

(p.s.: Se aplaza la discusión a otro día... continuará).




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Guitarra 1 (2)

Guitarra 1 (2)

La nece(si)dad de guardar las apariencias

La segunda novela de Fanny Burney, Cecilia, or Memoirs of an Heiress, se publicó en 1782, asegurado su éxito tras el que había tenido Evelina en 1778. No es, como podría suponerse por el título, una novela en primera persona, ni tampoco epistolar como Evelina; se parece más bien a las novelas de Jane Austen (a veces llamo a Fanny Burney "la Jane Austen del siglo XVIII"; claro que la propia Jane Austen era la Jane Austen del siglo XVIII, y de hecho Fanny Burney, aun precediéndola en su éxito como novelista, la sobrevivió en muchos años, pues vivió hasta la era victoriana).

Cuenta Cecilia la historia de una huérfana pero rica heredera, que vive bajo la maldición de tres albaceas testamentarios y tutores, a cuál más indeseable. Cuando por fin se hace mayor de edad y puede disponer de su fortuna, sigue pesando sobre ella una condición impuesta a su propiedad: que Cecilia no podrá cambiar su apellido Beverley, y será su marido el que deberá cambiar de nombre y adoptar el de Beverley para poder seguir manteniendo las tierras. Esta condición la impuso su tío el Deán, y es legal, aunque parezca provenir de un orgullo patriarcal. Y de hecho esta condición crea curiosas contradicciones y tensiones en el patriarcado. La cuestión del nombre acaba convirtiéndose en el centro de la novela cuando Cecilia ha de elegir entre el amor de su amado Delvile, al que el orgullo familiar de su padre le impide cambiar de apellido, y sus propios intereses y propiedades. Es una guerra de orgullo patriarcal, ya que las mujeres, como se sabe, no tienen apellido—es siempre el apellido de su padre el que llevan, o el de su marido en cuanto se casan; no hay nombres femeninos.

La propia Fanny Burney es un caso curioso a este respecto; "Fanny" para su padre, Fanny se ha quedado, aunque los editores de Oxford comentan la impropiedad de llamarla así. La novela se publicó anónimamente "by the author of Evelina". En la edición de World's Classics de hecho pone "Fanny Burney" en la cubierta y "Frances Burney" en la página de título. La novelista vivió bajo la férula de su padre (un viudo vuelto a casar, en cuya familia hubo abundantes escándalos matrimoniales); y de hecho se vio forzada por el a interrumpir su soñada carrera de dramaturga. Papá Burney mandaba, y Fanny se quejaba de sus imposiciones, pero obedecía. Se casó mucho más tarde, con un refugiado francés, y volvió a vivir en Francia con él. "Mme. D'Arblay" fue entonces, Frances la francesa, pero nadie la llama así en la historia literaria, con lo cual los nombres de Frances D'Arblay tienen una problemática propia. Ella desde luego era hiperconsciente de la relevancia del nombre, y eso se ve bien en Cecilia.

De hecho el punto número uno del código de Cecilia es la dignidad y "buen nombre" de su familia. Así comienza la novela, con esta oratoria fúnebre mental:

"PEACE to the spirits of my honoured parents, respected be their remains, and immortalized their virtues! may time, while it moulders their frail relicks to dust, commit to tradition the record of their goodness; and Oh may their orphan-descendant be influenced through life by the remembrance of thier purity, and be solaced in death, that by her it was unsullied!"
    Such was the secret prayer with which the only survivor of the Beverley family quitted the abode of her youth, and residence of her forefathers; while tears of recollecting sorrow filled her eyes, and obstructed the last view of her native town which had excited them. (5)

El honor de la familia pasa por encima de todo, y en el caso del amado de Cecilia, Mortimer Delvile, ese honor pasa por la conservación de su nombre. Los Delvile son aristócratas precarios; el patriarca quiere que su hijo se case con una fortuna, y desprecia a Cecilia por perder la suya. Es una situación paradójica: Cecilia sólo puede tener sus grandes propiedades si su marido adopta su apellido, y eso es impensable para el orgulloso patriarca Delvile. Cecilia está dispuesta a renunciar a su propiedad y a su nombre, pero entonces se vuelve despreciable por carecer de herencia. Y entre las intrigas por hacerse con su fortuna por parte de varios pretendientes, y confusiones y dudas en torno a las intenciones de Cecilia y de los Delvile, se desenvuelve la acción de la larguísima novela. Nos pasea por el mundo de la alta sociedad de Londres, en el que Cecilia está constantemente en peligro de ver su reputación comprometida, y ha de actuar en todo momento conforme a la etiqueta social, poniéndola por delante de la sinceridad o de la espontaneidad. Esto la lleva a exclamar este parlamento mental, que aunque dirigido a la falsedad del mundo de la alta sociedad, caracteriza en realidad a la propia protagonista antes que a nadie, pues ella está más sometida que nadie a la etiqueta, por una delicadeza que otros muchos no temen ofender:

"Who then at last, thought Cecilia, are half so much the slaves of the world as the gay and the dissipated? Those who work for hire, have at least their hours of rest, those who labour for subsistence, are at liberty when subsistence is procured: but those who toil to please the vain and the idle, undertake a task which can never be finished, however scrupulously all private peace, and all internal comfort, may be sacrificed in reality to the folly of saving appearances?" (360)

El moralista Dr. Lyster, cuyas atenciones permiten a Cecilia superar sus fiebres y el rechazo del orgulloso aristócrata Delvile padre, resume así la moral de la novela, en una frase de la que tomaría buena nota Jane Austen para el título de una de sus novelas:

"The whole of this unfortunate business," said Dr. Lyster, "has been the result of PRIDE and PREJUDICE. Your uncle, the Dean, began it, by his arbitrary will, as if an ordinance of his own could arrest the course of nature! and as if he had power to keep alive, by the loan of a name, a family in the male branch already extinct. Your father, Mr. Mortimer, continued it with the same self-partiality, preferring the wretched gratification of tickling his ear with a favourite sound, to the solid happiness of his son with a rich and deserving wife." (930)

El diagnóstico médico sólo parece acertado a medias, pues el orgullo y prejuicio de los viejos patriarcas no bastaría para confundir y hacer desdichados a los hijos si estos no pusiesen la obediencia irracional a los ancianos por encima de sus propias voluntades, y si no cometiesen el error intelectual y moral mucho más grave de ver claramente el error, y sin embargo someterse a él, en un caso claro de meliora video proboque, deteriora sequor. Así, Cecilia y Mortimer Delvile renuncian a la fortuna y casi a la felicidad, todo por someterse contra su razón y contra sus sentimientos al absurdo prejuicio aristocrático de Delvile padre. Pero se usa ese encelamiento aristocrático, con acierto, para mostrar cómo el nombre del padre es en en esta novela y fuera de ella un axioma patriarcal mucho más potente de lo que prometía—hasta el punto de que con razón observan los editores Peter Sabor y Margaret Ann Doody que la condición impuesta por el Deán, de que el marido de Cecilia debería renunciar a su apellido y adoptar el de ella, convierte a Cecilia en una especie de hombre paródico, "a pseudo-male". Este pequeño detalle interfiere gravemente en la sociedad de la época (y si hemos de creer al Dr. Lyster, incluso ofende al orden de la Naturaleza). Cecilia, heroína guiada al fin y al cabo por la búsqueda de la autenticidad en medio de las trampas de la clase social (es ése el tema arquetípico de la novela inglesa desde Richardson), no tiene especial apego a su nombre, y ni siquiera a su fortuna, y sabrá renunciar a ambos. Y sin embargo...

... y sin embargo es también ella misma, Cecilia, la más esclava de las apariencias en esta novela, pues los caricaturescos personajes que la rodean actúan con toda naturalidad impelidos por sus deseos y prioridades, mientras que Cecilia, más polite, vive sujeta y sometida a las prioridades de ellos. Así llega la autora a pergeñar escenas grotescas en las que Cecilia, a solas con su amado Mortimer, es incapaz de tratarlo con consideración e incluso de comunicarse con él, llevada a contradicciones absurdas y a una alienación de sí misma represiva y casi patológica, una desconexión total entre sus deseos y sentimientos por una parte, y sus acciones en sociedad por otra—todo por la necesidad de atenerse a las convenciones más superficiales del trato social correcto. Apenas logran sus rubores y sofocos salvar parte de la distancia que la separa de sí misma en tales situaciones. Lo curioso es que su autora tanto denuncia estos absurdos como goza de participar en ellos proponiéndonos a la heroína para que nos identifiquemos con ella, en lugar de despreciarla por su abyecta sumisión a las vanidades del trato social falsario en el que participa. Vemos ahí una contradicción que aqueja no sólo a Cecilia, sino a Burney—las dos inteligentes, las dos entienden su situación de sometimiento, y las dos la aceptan a la vez que sufren y llegan al borde del colapso mental —más Cecilia que su autora, desde luego, pues Cecilia no escribe novelas como alivio de la tensión.

Cecilia, víctima de sus emociones y de su personalidad, atadas por el corsé social, está a punto de perder la salud, la razón y la vida, en una escena en la que pierde la compostura y corre por las calles de Londres para buscar a Mortimer y deshacer la impresión falsa de que atendía al cortejo de otro pretendiente. Es una escena, la de la heroína corriendo por Londres sin ceremonia, que la llevará a ser encerrada como loca, tras un breve momento de libertad atormentada en el que Cecilia cree poder actuar físicamente, a la carrera (tan impropia de una dama del XVIII), para deshacer la red de murmuraciones y cotilleo que la rodea—"Mean while the frantic Cecilia escaped both pursuit and insult by the velocity of her own motion" (897).

Aquí la carrera desenfrenada es a la vez un momento de decisión y libertad, fuera de toda consideración de etiqueta, y un descenso a los infiernos, un paroxismo de descontrol, forzado por todas las circunstancias que oprimen a la heroína. Aparte de este clímax a la carrera, la novela tiene otro final en falso, en el que Cecilia perece de "fiebres" encerrada como loca y anunciada en los periódicos por la dueña de una casa de empeños.  Hasta se le reza una especie de oración fúnebre. Pero, localizada por sus amistades y por Mortimer, se recupera, y recupera su cordura y su buen nombre (el de su marido) aunque pierde gran parte de su fortuna, y tras ese final amenazado sigue un final "medio feliz" poco convencional, en el que

The upright mind of Cecilia, her purity, her virtue, and the moderation of her wishes, gave to her in the warm affection of Lady Delvile, and the unremitting fondness of Mortimer, all the happiness human life seems capable of receiving: —yet human it was, and as such imperfect! She knew that, at times, the whole family must murmur at her loss of fortune, and at times she murmured herself to be thus portionless, tho' an HEIRESS. Rationally, however, she surveyed the world at large, and finding that of the few who had any happiness, there were none without some misery, she checked the rising sigh of repining mortality, and grateful with general felicity, bore partial evil with chearfullest resignation.
  
FINIS

Una novela, pues, que lleva sus contradicciones, como las de su autora, en el centro. Incapaz de escribir con libertad, Burney aceptó las imposiciones de su padre como buena hija sumisa, y a la vez las denunció como absurdas en privado. Aquí, tanto Mortimer como Cecilia se someten a los prejuicios absurdos del padre de Mortimer, y a la preeminencia del Nombre Familiar Patriarcal, poniéndolo incluso por encima de los mayores intereses pecuniarios. Es cierto que no someten su amor al mismo dictamen, pero eso lo evitan mediante un matrimonio secreto, pues de haberlo prohibido expresamente el padre de Mortimer tampoco se hubieran atrevido a contradecir sus órdenes. La novela hierve así con rabia contenida contra un sistema patriarcal que ella misma acepta y ejemplifica, y quizá por ello mismo resulta magistral la manera en que representa sus mayores contradicciones y absurdos, mostrándolos desde dentro, retratando vívidamente la irritación suprema de verse sometido a las normas sociales dictadas por los necios, y sentirse atrapado en la dinámica de actuar como un necio, sometiendo lo importante a lo irrelevante.

Podría pensarse que hay algo peor que un necio falsario dictando una norma social, y es que una persona inteligente y honesta, una persona guiada por la autenticidad y los ideales, acepte esa norma por encima de sus deseos, de sus intereses y de su propio juicio—para que se mantenga el orden dictado por el criterio más rancio y los prejuicios más absurdos. Aquí se pone el Nombre aristocrático (empobrecido) por encima del dinero, en una crucial decisión: de modo que no hace falta decir más sobre qué intereses sociales retrata la novela—los de la rica burguesía cuya prioridad absoluta es la de asimilarse a la aristocracia (Burney fue más adelante camarera de la reina). El respeto al nombre del padre, y al orden impuesto por los superiores, es una prioridad irrenunciable. Esa es la tragedia de Cecilia, y también sin duda la de Burney. Y si al personaje se le concede un final feliz, la autora logró a cambio darle voz en cierto modo a la frustración que sentía, y así la alivió también en parte. Queda este testimonio de esa experiencia de la frustración bajo el patriarcado, y de la sumisión deliberada a él, vivida hasta la asfixia desde dentro.



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